
Tarde veinte. Cumplimientos.
'Adonde fueres, haz como vieres'. Quiero decir que, si alguna vez vais a un reino extranjero, os sujetéis a los usos y costumbres del pais.
Observad, hijos míos, el modo con que un hombre de buena educación da una enhorabuena, o un pésame, a sus superiores, a sus iguales y a sus inferiores; observad su semblante y el tono de su voz; porque todo concurre al punto principal de agradar. Ved con qué viveza, con qué ardor y alegría en todo su rostro se presenta a un novio, y abrazándole, o apretándole la mano, tal vez le dice: "Si hace V. justicia a la amistad que le profeso, juzgará V. de la alegría que siento en esta ocasión, mejor que lo que puedo expresarla, etc." Al otro que está afligido se dirige lentamente, con grave continencia y con voz mucho mas baja, tal vez le dice: "Espero que me hará V. la justicia de creer que siento lo que V. siente, y que siempre tomaré interés en todo aquello que concierna a V."
Antes de ir a dar un paseo, y por temor de que se me olvide mañana, os recordaré aquel proverbio castellano, que dice: "Adonde fueres, haz como vieres". Quiero decir que, si alguna vez vais a un reino extranjero, os sujetéis a los usos y costumbres del pais; para lo cual es bueno que, además de instruiros en el idioma que se hable en él, os hagáis con algún libro, que os ponga al corriente de aquello que necesitáis saber, para no cometer ciertas faltas, que vuestra ignorancia no podria evitar el que se os riesen las gentes de poco mundo. La buena educación no permite que se desprecien, estando en un pais extranjero, aquellos usos, hábitos y trajes que no son conformes a los nuestros.
Vámonos de aquí, hijos mios, antes que os canséis de oirme. Yo bien sé que no todo lo que os digo se os quedará grabado en la memoria, mas con tal que quede algo habré conseguido mi objeto.
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