
La cortesía. Comportamiento cortés
Se habla mucho, por eso de que hay que hablar de algo, de que lo cortés es dejar pasar a las señoras primero...
jinterwas
Reglas de cortesía en el mundo
Aquella urbanidad
Se habla mucho, por eso de que hay que hablar de algo, de que lo cortés es dejar pasar a las señoras primero, pero eso es generalizar por generalizar. En Alemania y Hungría, por ejemplo, lo cortés es que pasen detrás del hombre, porque, países militares que son, asi éste puede protegerlas contra los peligros que indudablemente las amenazan en cada esquina. En Rusia lo cortés es que pasen los dos al tiempo, porque así se subraya la igualdad de ambos sexos ante la ley soviética.
En Yugoslavia, después de la guerra mundial, estuvo muy generalizado dejar pasar delante a las damas, a pesar de que allí regía la tradición germano-húngara, pero aunque los yugoslavos juran y perjuran que era pura cortesía, las malas lenguas insisten en que se trataba puramente de una medida de prudencia por si había bombas enterradas y asì, si alguien tenía que saltar, que no fuese uno, sino una.
En Inglaterra la cortesía, como todo, está clasificada por grupos sociales, de modo que lo que es cortés en un sitio es descortés en los demás; entre la gente bien, por ejemplo, es una ordinariez alabar lo bien que se come en la casa en que ha sido uno Invitado, porque equivale a admitir la posibilidad de que ello le ha sorprendido a uno, pero también lo es expresar sorpresa ante el hecho de que la cena fuese regular solamente.
Tampoco está bien discutir de religión, por si alguno de los presentes es católico, que se han dado casos, y se siente capitidisminuido porque sus correligionarios no pueden llegar ni a primer ministro -por si comunica secretos oficiales al Santo Padre- ni ministro de Hacienda -por si se escapa con el tesoro nacional al Vaticano.
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
Tampoco se lleva eso de presentar a los invitados unos a otros porque se da por supuesto que todos son de la misma clase y, por tanto, que todos se conocen ya.
Y así podríamos seguir. Después de todo hablar de la cortesía de las clases bajas es un contrasentido; cortesía viene de corte y en las cortes las clases bajas brillaban por su ausencia; también son precisamente las cortes donde la cortesía no sirve más que para ocultar su propia ausencia. Brown.
-
18178
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
La pieza destinada para comer, estará ordinariamente montada con menos aparato que las piezas de recibo
-
La urbanidad es tan estricta en lo relativo al prójimo que no permite causarle disgusto en nada; por esto no permite que se hable nunca mal de nadie
-
La impresión que produzca en ellos su conducta y sus bellos sentimientos, le harán incomparablemente más honor que el triunfo de sus atractivos.
-
El hombre de ánimo delicado se abre a todos los sentimientos que engrandecen la naturaleza humana, y quisiera cerrarlo a cuantos la degradan.
-
La manera de comer el pan, la sopa, la carne, el pescado, los huevos y los garbanzos
-
La mesura y la prudencia son dos cualidades importantes que debe tener una persona educada.
-
De la urbanidad en las maneras de los niños.
-
La primera cosa que se debe recomendar al que va a escribir una carta es la prudencia en lo que escribe.
-
El hábito es una segunda naturaleza, y lo que nos parezca imposible al principio, nos será sumamente fácil con el tiempo.
-
No hay cosa tan delicada como el carácter moral, y en nada debe ser uno tan interesado como en conservarle puro.
-
Cartas para dar enhorabuenas, hacer felicitaciones o conceder elogios merecidos.
-
Repara que hay una gran diferencia entre compañero y amigo; porque el primero regularmente es involuntario y accidental, cuando el último es voluntario y decidido.