Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". I.
Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños".
Ningún introductor más justificado que Norbert Elias para comentar esta obra de Erasmo, ya que fue él quien ha explorado un territorio antes prácticamente desconocido que, a partir de sus trabajos, ha cobrado cada día más relieve: la sociología del cuerpo, la sociología de la vida cotidiana.
En su libro, El proceso de la civilización (NORBERT ELIAS: El proceso de la civilización, FCE, 1988. Esta obra se publicó con el título Über den Prozess der Zivilisation en 1939. Se vuelve a reeditar en Alemania en 1969 y se traduce poco después al inglés y al francés) logra a un tiempo, cosa inusual en sociología, divertirnos e ilustrarnos acerca de los procesos que durante más de cinco siglos nos han convertido en "civilizados".
En su primera parte, y tomando como punto central de referencia el "De civilitate morum puerilium", analiza toda una serie de textos de urbanidad para mostrar cómo los usos, las costumbres, los hábitos, los modelos y códigos que rigen nuestras acciones y relaciones y que, frecuentemente, se aceptan como "naturales", son el resultado de un largo, lento y a veces penoso aprendizaje.
Norbert Elias y la civilización de las costumbres.
¿Por qué ocupa este texto de Erasmo un lugar privilegiado en la reflexión de Norbert Elias? Sin duda, porque considera con razón que marca una ruptura respecto a la tradición medieval, a la vez que inaugura la concepción moderna del bien vivir, del "savoir-vivre". El "De civilitate..." se publica por vez primera en 1530, y antes de que muera su autor se reimprime más de treinta veces. Se han localizado más de ciento treinta reediciones de esta obrilla, considerada "menor", a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Muy pronto se traduce al inglés, al francés, al alemán y al checo, y aparece ahora por vez primera en castellano en la magnífica traducción de Agustín García Calvo (Existe una edición bilingüe en catalán y latín de principios de siglo: "Llibre de Civilitat Pueril. Ara per prima volta publicat en catalá". Traduhit et anotat per J. Pin y Soler. Barcelona, Lliberia l'Avenc, 1912).
Durkheim, en "L'évolution pédagogique en France", señala cómo Erasmo concede a la urbanidad una importancia tal, que hace de ella uno de los objetos esenciales de la educación: "Es la primera vez que este tema se trata de una forma especial, metódica y amplia; es la prueba de que este gusto acaba de nacer. Por otro lado, el extraordinario éxito que tuvo este librito demuestra que tal tendencia era general de la época, que respondía a una aspiración confusamente percibida".
Y señala además cómo Rabelais conecta con esta nueva corriente, al oponer a la instrucción zafia y torpe que los profesores de la Sorbona dan a Gargatúa, la perfecta etiqueta, la cortesía de Eudemón, pajecillo "tan bien peinado, limpio y aderezado, tan comedido en su trato, que más bien parecía un angelote que un hombre (EMILE DURKHEIM: Historia de la educación y de las doctrinas pedagógicas (La evolución pedagógica en Francia). La Piqueta. Madrid, 1982, p. 254. Más adelante señala Durkheim cómo la crítica erasmiana de la escolástica -Antibárbaros- pasa también por reprochar a los dialécticos su rusticidad, sus gritos ensordecedores y sus groseras maneras (p. 250 y ss.))".
Pero además también, muy pronto esta obrilla de Erasmo adoptará la forma de catecismo y será utilizada como manual en las escuelas de niños.
Erasmo, como indica Norbert Elias, desplaza el término clásico civitas y lo sustituye por civilidad. Término que servirá a la sociedad europea de la época para definirse a sí misma. De él se derivarán civilité, civility, civilità y zivilität. Conviene añadir, dado que este sociólogo no estudia el caso español, que aquí el término no tendrá tanta fortuna y no logrará imponerse. En su lugar se utilizará buena crianza, buenas maneras, cortesía, cortesanía, y más tarde, urbanidad.
Para mostrar el carácter paradigmático del "De civilitate...", Norbert Elias parte del estudio de las reglas medievales de cortesía y prolonga su investigación a través de los siglos posteriores hasta llegar al siglo XX, poniendo especial énfasis en las transformaciones que tuvieron lugar en el siglo XVI. Comprueba cómo las buenas maneras se definían en la Edad Media mediante un término preciso: cortesía.
Dicho término evidencia su lugar de gestación: las cortes caballerescas medievales. A través de las reglas que presiden la nobleza de costumbres, la aristocracia feudal expresa la conciencia de su propia valía, de sus modos de vida y se diferencia de otros grupos sociales.
Tales reglas reflejan el contexto de época, al tiempo que ponen de manifiesto formas específicas de relación. Si los caballeros medievales cogían la carne con los dedos de un mismo plato, bebían el vino en la misma copa o sorbían la sopa del mismo cuenco, también mantenían entre ellos relaciones distintas a las nuestras. Vivían en un mundo de contrastes, en un universo un tanto dicotómico: el bien y el mal, Dios y el demonio, el amigo y el enemigo, el placer y el displacer, el valor y la cobardía...
Su "economía afectiva" era diferente a la nuestra, ya que entonces no existía "ese muro invisible de reacciones afectivas erigiéndose entre los cuerpos, rechazándolos y aislándolos, muro cuya presencia se percibe hoy a través de un simple gesto de acercamiento físico, a través de un objeto que ha tocado las manos o la boca de otra persona; se manifiesta igualmente en el sentimiento de disgusto que experimentamos cuando asistimos a determinadas funciones físicas y, frecuentemente, sólo con evocarlas; se manifiesta, por último, en el sentimiento de vergüenza que nos invade cuando algunas de nuestras funciones físicas se exponen a la mirada de los otros, e incluso a veces cuando nos hacemos conscientes de su existencia (NORBERT ELIAS: La civilisation des moeurs. Calmann-Lévy. París, 1973, p. 117)".
A finales de la Edad Media, estos guerreros violentos, en perpetua lid, extremados en sus sentimientos y afectos, suficientemente fuertes como para ceder frecuentemente a sus impulsos, comienzan a regular sus modos de vida, a imponerse normas cuando celebran abundantes banquetes; se transforman en cortesanos domesticados. Las estructuras sociales y mentales de los países europeos occidentales comienzan a ser trastocadas en profundidad. José Antonio Maravall estudia, refiriéndose a España, cómo en la segunda parte de la Edad Media se inicia un proceso de secularización, correlativo a cambios económicos y culturales, que posibilita la aparición de la cortesía.
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