Los heraldos, los mensajeros de la Edad Media. La comunicación verbal en la Edad Media
El importante papel de los heraldos en las relaciones entre naciones
La figura del heraldo en la Edad Media. Los guardianes de la comunicación y la tradición
Mensajeros de nobles deberes y trascendentes anuncios
En la Edad Media, el heraldo se erigía como un testigo silente y poderoso de la nobleza. Su papel, trascendental y ceremonial, iba más allá de simples anuncios; el heraldo era el arquitecto de la legitimidad, el mensajero de la autoridad y la voz que resonaba en los confines de los reinos. Aunque tenían muchas funciones - vamos a fijarnos en la de ser un comunicador, mediador y casi un diplomático.
La comunicación era un asunto complejo en la Edad Media. En un mundo sin medios de comunicación modernos, la palabra hablada era el principal medio para transmitir información, y los heraldos desempeñaban un papel fundamental en esta tarea. Estos emisarios oficiales eran reconocidos por sus habilidades oratorias y su profundo conocimiento de la tradición y las leyes caballerescas.
El origen de los heraldos
Los heraldos tienen su origen en la antigua Grecia, donde se utilizaban para anunciar eventos públicos, convocar asambleas para sus jefes, presentar emisarios extranjeros, etcétera. De hecho, Homero los llamaba: divinos, inviolables, grandes y admirables.
En la Edad Media, su papel se expandió considerablemente, convirtiéndose en intermediarios entre gobernantes y nobles, transmitiendo proclamaciones solemnes, verificando títulos nobiliarios, transmitiendo mensajes, anunciando la guerra y proclamando la paz. Eran los mensajeros de la época, respetados por todos o casi todos los reinos.
Un portavoz de nobles deberes
Entre las sus principales labores comunicativas, estaban especialmente encargados de declarar la guerra y los desafíos. Los soberanos los solían recibir con cierta solemnidad, dada la importancia de su cargo y del mensaje que portaban.
Une ejemplo que narran los historiadores sobre la importancia de los mensajes que portaban los heraldos es esta:
"Una declaración de guerra a fuego y a sangre se hacía algunas veces por dos heraldos, uno de los cuales llevaba una espada teñida de sangre y otro una tea o hacha encendida".
En una época donde la palabra escrita viajaba más lenta que los rumores, eran los heraldos quienes llevaban consigo las proclamaciones de la guerra, anunciando desafíos y llamando a la movilización.
Por otro lado, cuando el clamor de la batalla cesaba, los heraldos proclamaban la paz, llevando la noticia de treguas y alianzas a través de reinos distantes. En este juego de opuestos, el heraldo se convertía en el hilo conductor entre la devastación y la tranquilidad.
Los heraldos, como vemos, eran responsables de transmitir mensajes muy importantes, tanto verbales como escritos. Sus proclamaciones solemnes se realizaban en voz alta y clara, para que todos pudieran escucharlas. También eran expertos en la redacción de cartas y documentos oficiales, utilizando un lenguaje formal y preciso.
En tiempos de guerra, los heraldos desempeñaban un papel crucial como mensajeros entre los bandos enfrentados. Transmitían propuestas de tregua, condiciones de paz y acuerdos de rendición. También participaban en el rescate de prisioneros y la búsqueda de información sobre el enemigo.
Mensajes que trascienden el tiempo
Los heraldos eran los guardianes de la palabra en una era donde la información era tan valiosa como el oro. Su capacidad para transmitir mensajes precisos y sin distorsiones los convertía en pilares fundamentales de la sociedad feudal.
La figura del heraldo surge como un símbolo atemporal de deberes nobles y anuncios trascendentales. Su presencia, aunque en ocasiones eclipsada por la grandiosidad de los caballeros y la majestuosidad de los reyes, marcó un capítulo fundamental en la historia de la comunicación y la legitimidad durante la Edad Media.
Los heraldos representan una época en la que la comunicación era esencial para la diplomacia, la guerra y la preservación de la tradición. Su papel como guardianes de la comunicación y la tradición nos recuerda la importancia de la palabra hablada y la habilidad de transmitir información de manera efectiva y clara. Su papel, al mismo tiempo ceremonial y estratégico, ilustra la importancia de la comunicación en la construcción y mantenimiento de poder.
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