Como novedad, entre otras, en esta boda se ha servido a los invitados un menú a base de canapés para poder tomarlo de pie. Dicen, los que han estado, que a quince canapés por invitado, pero no han contado si era posible repetir, para los más voraces.
Las reglas de etiqueta dictan que cuando se trata de un acto de pie, como por ejemplo un cóctel, se debe tener en la mano izquierda la copa y una servilleta dejando libre la mano derecha para saludar y tomar los canapés. Eso sí, hay que limpiarse un poquito los dedos antes de saludar.
Los problemas de espacio, así como de infraestructura -comentan que las cocinas de palacio no están preparadas para atender a tantos invitados- han hecho que de los casi mil novecientos invitados solo se hayan "quedado a comer" unos seiscientos cincuenta.
"Se sirvió un menú innovador a base de canapés"
Los canapés fueron de lo más variado: muslo de pato confitado con mermelada de pera, salmón ahumado sobre tortita de remolacha, crepés de finas hierbas, empanadas de Cornualles, huevo de perdiz con sal de apio, nueces caramelizadas y queso de cabra, rollos de salchicha, etc. Todo con exquisita presentación y regados con los mejores vinos espumosos y champán.
La parte más dulce del almuerzo corrió a cargo de la prestigiosa repostera Fiona Cairns, que se encargó además de algún canapé dulce, de la tarta nupcial, tanto del mediodía como la de la noche.
Por la noche, dicen que fue mucho más divertida, en el Palacio de St. James, una cena con los más cercanos al Príncipe Guillermo y Kate Middledton. Una cena más consistente que el almuerzo que corrió a cargo del prestigioso chef Darren McGrady.
Uno de los dulces preferidos del Príncipe Guillermo estuvo presente a los postres. Una deliciosa tarta hecha de pastas de té y chocolate.
La actriz llegó diez minutos más tarde que los invitados reales al salón de fiestas del Grand Hotel de Oslo, con la consiguiente sorpresa para el resto de los invitados
Los Reyes Magos son los grandes 'competidores' de Papá Nöel que trata de ganarles terreno cada año... cosa que no debemos dejar que acabe con una de nuestras tradiciones más queridas
Enviar tarjetas de Navidad es una costumbre que viene de lejos. Aunque, actualmente, las nuevas tecnologías están haciendo que estas felicitaciones sean cada vez más digitales