
La elegancia, no solo es una cuestión de vestuario
Las buenas maneras son una forma de actuar conforme a unas reglas, generalmente no escritas, y admitidas por la mayoría de la sociedad
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Tener buenas maneras no solo es vestir bien
La elegancia se confunde en múltiples ocasiones con conceptos tales como buen gusto, estilo, personalidad, etcétera. El propio diccionario de la R.A.E. -Real Academia Española- indica que elegante es "una persona dotada de gracia, nobleza y sencillez". Podría ser una buena definición porque menciona conceptos más allá de un simple vestuario.
Ahora bien, si nos vamos a su tercera acepción define la elegancia como "dicho de una persona: que tiene buen gusto y distinción para vestir". En esta descripción ya se ciñe al ámbito del vestuario y encontramos algunos conceptos difíciles de 'acotar' o medir como el concepto de 'buen gusto', un término bastante subjetivo -sobre todo hoy en día donde las modas y los diseñadores marcan las pautas con sus propuestas-.
Qué es la elegancia
Elegancia, procede del término latino 'eligere' que significaba elegir, seleccionar. Pero la elegancia no solo se ciñe al campo de la moda y el adorno personal. También es un término utilizado en el mundo de la decoración, de las matemáticas, de la filosofía, etcétera. Nosotros nos vamos a referir exclusivamente al mundo del vestuario y de la moda.
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¿Por qué la elegancia es algo más que tener buenos modales?
Muy simple. Porque no es suficiente elegir un bonito conjunto para salir a la calle. Hay que tener algo más que una buena 'percha' para que un conjunto luzca bien. Hay que tener un buen interior que lo complemente.
Un aire desgarbado al caminar, un cabello mal cuidado y mal peinado, unos gestos exagerados, una forma de hablar muy exacerbada, etcétera, pueden hacer que el mejor traje o vestido pase totalmente desapercibido por una falta de compostura.
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La elegancia necesita algunos otros "condimentos"
Una persona elegante debe serlo en todos los aspectos. En su porte, en su manera de caminar, en su manera de expresarse, en su manera gesticular... un conjunto de cualidades a las que se debe unir, por supuesto, una buena imagen exterior. Todos estos conceptos deben ser complementarios: vestuario, imagen, buenos modales y no pueden, ni deben ir por separado.
Actualmente, es muy posible que las personas nos preocupemos demasiado por ir bien vestidas, pero solo eso, dejando a un lado otros aspectos importantes, como hemos comentado anteriormente.
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Tener una buena educación, una pizca de cultura, ser amable, saber guardar la compostura y aprender a respetar a los demás, en otras muchas cosas, son imprescindibles para ser 'elegantes' en nuestra vida diaria, sin tener que escudarnos detrás de un traje de marca o un vestido de alta costura. Hay muchos refranes y dichos que hacen referencia a que el vestuario no 'oculta' nuestro interior:
- El hábito no hace al monje
- Aunque la mona se vista de seda, mona se queda
- El bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza, el elegante se viste
- Etcétera
No solo del vestuario depende nuestra imagen, aunque los diseñadores y las casas de moda nos quieran 'persuadir" de lo contrario dejando vacío, en muchos casos, el término elegancia.
La fórmula de la 2 uves: vestuario y valores
El vestuario sin otros valores que ofrecer deja de ser elegante para convertirse en un simple disfraz. Es la propia persona la que puede cambiar su imagen, no el vestido o el traje de un diseñador.
Terminamos con la frase que hemos leído en alguna parte y que define de una manera muy particular en que consiste el vestuario. Dice algo así como:
"con el vestido tratamos de ocultar lo que somos, de aparentar lo que no somos y de disfrazarnos de lo que nos gustaría ser".
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