 
							
							
							
						Tarde veintiuna. De la pronunciación al tiempo de hablar.
Es preciso abrir los dientes para leer o hablar, articulando cada palabra claramente.

Quien desee adquirir una pronunciación agraciada debe leer todos los días en alta voz un trozo a un amigo que lo entienda, y suplicarle que le interrumpa y corrija cuando vaya demasiado apriesa, cuando no marque los diversos períodos y miembros de cada uno, o no pronuncie con la debida claridad. A falta de un amigo u otra persona que corrija, será bueno que lea para sí, pero en alta voz, acomodando la pronunciación a su propio oído, y variando aquella según el asunto, para evitar cierto tonillo empalagoso y monótono, muy propio para conciliar el sueño a cuantos estén oyendo la lectura.
Es preciso abrir los dientes para leer o hablar, articulando cada palabra claramente, lo cual no puede hacerse sin pronunciar la última letra. Con este ejercicio diario se adquiere en poco tiempo mucha soltura y gracia en la lectura.
No son de despreciar tampoco la voz y el modo de hablar; algunos hay que casi cierran del todo la boca cuando hablan, y barbullan sin que se les entienda nada; otros van por la posta como unas tarabillas, escupen al sujeto con quien hablan, y tampoco se les entiende; otros gritan como si fueran sordos los que están escuchando; y otros bajan tanto la voz, que no se les oye. Todos estos hábitos son toscos y desagradables, por cuyo motivo deben evitarse. He visto gentes de mucho talento mal recibidas por faltar a estas pequeñeces, al paso que otras de muy poco talento eran bien recibidas por observarlas.
- 
			
										5160  Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo 
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
- 
			
									
								
									Hay personas tan llenas de sí mismas, que explican siempre a aquellos con quienes conversan lo que han hecho y lo que hacen, y que se debe tener en mucha estima todas sus palabras y acciones
- 
			
									
								
									Regularmente el hombre se distrae por afectación o por frialdad, y así es fastidiosísimo para el trato.
- 
			
									
								
									No necesitan algunos para hechizar de las yerbas de Tesalia, que con sólo el buen aire de una gorra encantan necios, digo desvanecidos.
- 
			
									
								
									Tanto monarcas como cortesanos parecían encadenados a unos ceremoniales heredados de un pasado lejano. La etiqueta española se basó en los principios y la organización de la corte del ducado borgoñón
- 
			
									
								
									La mesa es donde no puede ocultarse el menor defecto de educación, pues fuera aparte de las principales lecciones de saber trinchar, colocarse, hablar, servir y demás apuntadas, has de observar las cosas repugnantes de los demás para no usarlas t
- 
			
									
								
									El aseo personal es importante para dar una buena imagen de nosotros a los demás y a nosotros mismos
- 
			
									
								
									En el día se admite en todas las sociedades con pantalón negro por la tarde; pero este pantalón no ha de llegar sino al tobillo a fin de que se vea la media de seda negra
- 
			
									
								
									El paseo es un ejercicio conveniente que contribuye grandemente a la salud del cuerpo y hace al espíritu mejor dispuesto a las actividades que le son propias
- 
			
									
								
									El hombre honrado y amable lo es también en su casa; y entre su esposa y sus hijos es donde debe excederse su dulzura.
- 
			
									
								
									Dar a los niños una idea del arreglo, que deben seguir en en sus acciones, para hacerse amar de sus mayores, iguales e inferiores
- 
			
									
								
									Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
- 
			
									
								
									Las diversiones corpóreas que prevalecieron en los pasados siglos nos dan por resultado conquistas, agresiones, saqueos y supercherías proclamadas como acciones honoríficas.











