Pasiones perjudiciales a nosotros y a los demás, la cólera y el odio.
Un hombre arrebatado de cólera es lo mismo que un furioso que no sabe ya lo que se hace.

Pasiones perjudiciales no solo a nosotros mismos, sino también a los demás.
Cólera.
La cólera, el odio, la envidia, la soberbia y la avaricia son pasiones que, como hemos dicho, además de perjudicarnos a nosotros mismos, perjudican también a los otros.
La cólera nos daña de dos modos: el primero por la violenta alteración que produce en nosotros; el segundo, porque privándonos de la reflexión, nos expone a cometer cualquiera exceso. Un hombre arrebatado de cólera es lo mismo que un furioso que no sabe ya lo que se hace.
Para no incurrir en tal desgracia es menester comenzar con tiempo a moderars e.
Los muchachos son muy propensos y expuestos a la cólera: cualquiera leve ofensa que se les haga, cualquiera bagatela que contradiga a su gusto, basta para irritarlos.
Es menester pues que desde muy temprano aprendan a sufrir con paciencia lo que pueda disgustarlos; haciéndose cargo de que sería la pretensión más necia del mundo, como hemos dicho, querer que todas las cosas saliesen a medida de nuestro deseo. Principalmente deben acostumbrarse a tolerar con tranquilidad las ofensas, y no hacer lo que las víboras, que muerden inmediatamente al que las toca. ¿Cuántas veces sucede que nosotros mismos por inadvertencia o por malicia injuriamos a los otros? ¿Pues por qué nos hemos de irritar repentinamente si alguno por los mismos motivos nos ofende?
"Hay que evitar la cólera y el odio, que son perjudiciales a nosotros mismos y a los demás"
Odio.
Aun debemos poner más cuidado en evitar el aborrecimiento y la malevolencia contra cualquiera persona. Además de ser el odio una pasión perjudicial a los otros, es dañosísimo para nosotros mismos, a causa de la tristeza y de la inquietud que trae consigo.
Debemos pues querer bien a todos, tener paz con todo el mundo, y no dar motivo a persona alguna para que nos ultraje; y aun en caso que alguno nos ofenda, no por eso hemos de vengarnos, ni conservarle mala voluntad, sino perdonarle generosamente, y procurar volverle bien por mal; acordándonos de aquella máxima, que el hacer bien es la mejor venganza.
-
6576

Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Para hacer más concisas y menos voluminosas las cartas, se acostumbra muchas veces usar de algunas abreviaturas...
-
El que se halla privado de los favores de la fortuna, debe tomar un estado con el cual pueda procurarse su subsistencia y la de su familia.
-
Las diversiones corpóreas que prevalecieron en los pasados siglos nos dan por resultado conquistas, agresiones, saqueos y supercherías proclamadas como acciones honoríficas.
-
Antes de soltar la lengua informaos de los genios de aquellas personas con quienes estéis en sociedad, porque en todas partes abundan más las cabezas desarregladas, que las de sano juicio.
-
El arte de trinchar fue mirado por nuestros antepasados como tan esencial que era, entre las personas bien educadas, una cualidad indispensable
-
El joven no debe huir de la conversación de las mujeres honestas, porque solamente en compañía de ellas aprenderá a templar la efervescencia de la edad, y a dar finura y gracia a sus modales
-
Los sitios de delante pertenecen exclusivamente a las mujeres; los caballeros se colocan un poco detrás, aunque los puestos de delante estén desocupados.
-
Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
-
Los deberes del que visita resultan del objeto que se propone, el cual no es otro que causar una nueva sensación agradable al visitado.
-
Manual completo de urbanidad, cortesía y buen tono. Con la reglas, aplicaciones y ejemplos del arte de presentarse y conducirse en toda clase de reuniones y visitas.
-
Antes de afligirnos de cualquier mal que creamos que nos amenaza, es menester que reflexionemos si es (verdaderamente) probable que semejante mal nos suceda.
-
Si por olvido una señora se compromete con dos caballeros para un mismo baile, necesita disculparse confesando su error a los dos y no bailar con ninguno de los dos


