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Los buenos modales vigilados por la tecnología: el sistema de crédito social
El civismo y el buen o mal comportamiento de un ciudadano está a punto de ser objeto de una minuciosa evaluación gracias a los avances de las nuevas tecnologías
protocolo.org - FP Pro
El buen comportamiento ciudadano tiene sus recompensas: puntuación de crédito social
Los puntos sociales y los buenos modales
La población de gran parte de las ciudades del mundo está siendo sometida a un sistema de vigilancia que suele pasar bastante desapercibido. Cientos de miles de cámaras nos 'observan' cada día. Pero, ¿qué tiene que ver esto con los buenos modales y la buena educación? Mucho. Muchísimo más de lo que nos creemos.
Con la 'excusa' de incrementar el nivel de civismo y reconstruir un sistema de valores apropiado, muchos Estados y autoridades están recurriendo a la tecnología para controlar nuestras actividades diarias. Veamos uno de los ejemplos más pioneros.
Un programa experimental llevado a cabo en 43 ciudades de China, consistió en vigilar de forma minuciosa el comportamiento de sus ciudadanos. Estudiando las actividades que realizaban se le otorgaba una serie de puntos, en función de su buen o mal comportamiento. Es lo que dieron en llamar "puntuación de crédito social".
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Se sancionaban los actos más incívicos como tirar basura en la calle, saltarse un semáforo, pintar las paredes, etc. También, como no sería de otra manera, hablando de China, censuraban todo tipo de contenidos que podían ser críticos con el Gobierno.
En el lado contrario estaban los buenos comportamientos. Los comportamientos más cívicos. Respetar las señales de tráfico, ayudar a otras personas, ceder el paso, etc. Estos buenos comportamientos les otorgaban una serie de 'puntos sociales' con los cuales tenían acceso a ciertas recompensas.
Una buena puntuación de crédito social les otorgaba una serie de ventajas a la hora de pedir un préstamo, descuentos en los transportes públicos, etc.
Por el contrario, una baja puntuación de crédito social, además de posibles sanciones, les suponía el perder el acceso a las ventajas anteriormente citadas, como los descuentos y otros reconocimientos. Incluso, dificultades o prohibiciones para acceder a determinados empleos.
Estos sistemas para evaluar el comportamiento de los ciudadanos cada día están más extendidos. De hecho, hay ciudades donde ya se multa igual o más por infracciones recogidas por las cámaras de vigilancia que por los agentes que patrullan las calles.
Resumiendo, podemos aplicarnos el popular refrán "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar". Si no han llegado, llegarán. Bajo la 'excusa' de vigilar por nuestra seguridad, el asedio a los ciudadanos será cada vez mayor. Cada vez se irá reduciendo en mayor medida nuestra intimidad, lo que supone una pérdida proporcional de nuestra libertad. ¿Los buenos modales se impondrán a golpe de ley? Ahí dejamos la pregunta.
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