El arte de robar protagonismo en una boda. Guía de lo que NO debemos hacer como invitados a una boda
Manual de malos modales para los invitados que arruinan una boda con un comportamiento inapropiado
Los invitados se convierten en los protagonistas por su mal comportamiento
El día de la boda es uno de los más felices de la vida de cualquier persona. Pero hay invitados que parece que quieren arruinarlo y, de forma consciente o inconsciente, les dan al día a los novios (y al resto de los invitados). Hay bastantes comportamientos poco apropiados, pero vamos a dar algunos de los más importantes.
Como en cualquier evento social, hay un código de conducta no escrito -reglas de etiqueta y protocolo social- que todos los invitados deberían respetar. Sin embargo, hay invitados que parecen olvidar esta premisa básica y optan por convertirse en los protagonistas indeseados de la boda. Desde atuendos inapropiados hasta anuncios inoportunos, estas son algunas de las formas más comunes de eclipsar a los novios el día de su boda. Veamos algunos de ellos con un poco más de detalle.
Seguramente, el día de la boda de unos amigos o familiares no es el mejor momento para hacer una petición de mano, anunciar un divorcio o revelar una infidelidad del novio o de la novia, por poner algunos ejemplos. Este comportamiento no solo es de mala educación, sino que desvía la atención de la celebración del gran día de los novios. Los invitados no hablarán de otra cosa.
Los 'cubiertos' (contrataciones por número de invitados) de una boda suelen estar contados, con algún pequeño margen. Pero, así todo, no es de recibo presentarse con algún acompañante, da lo mismo que sea un amigo o familiar, que no ha sido invitado. Puede trastocar los planos de mesa y la distribución de los invitados, incomodando a los novios. Además de suponerles a los novios un gasto extra.
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La elección del vestuario también puede ser un motivo de conflicto. Vestir de forma inadecuada, ya sea con un estilo demasiado informal o deportivo, o bien de forma demasiado llamativa, no es lo más apropiado. Pero, el colmo de la descortesía es vestir llamativamente y de blanco, eclipsando así a la novia. Según las reglas de etiqueta no se debería vestir de blanco o de negro, aunque sobre esto habría que hacer algunos matices.
Los discursos pueden dar alguna que otra sorpresa. Un discurso y un brindis bien intencionado puede terminar convirtiéndose en un gran desastre si el orador decide contar anécdotas demasiado íntimas o embarazosas, o hacer comentarios fuera de lugar o demasiado groseros. Las reglas de etiqueta aconsejan hacer discursos breves, emotivos y, sobre todo, pensados para todos los públicos.
Las copas de más también suelen ocasionar problemas. Un invitado pasado de copas suele convertirse, seguramente sin quererlo, en el centro de atención de todos los invitados. Un invitado borracho puede ser el origen de riñas, e incluso peleas. Pero, también puede tener un comportamiento inapropiado con el personal de servicio o bien en la pista de baile, dando lugar a situaciones bochornosas. A los invitados más 'fiesteros' hay que tenerlos bien vigilados. Incluso, los novios, pueden indicar a los camareros que no les sirvan más bebidas alcohólicas para evitar llegar a mayores.
La moda de subir fotos a las redes sociales también ha llegado a las bodas. Pero, publicar fotos sin el permiso de los novios o de los invitados puede convertirse en un problema. El derecho a la privacidad es importante. Incluso, con el permiso de los invitados, a los novios puede que no les guste que se 'retransmita' su boda. Es un detalle de cortesía esperar a que los novios tengan sus fotos 'oficiales'.
Dar un regalo el día de la boda no es lo más apropiado, salvo que sea alguna costumbre local o un tema cultural. Pero, si además es un regalo inapropiado, es aún peor. Por ejemplo, los regalos muy personales o demasiado íntimos pueden incomodar a la pareja. ¡Cuidado con lo que se regala!
Una boda es un día para celebrar el amor y la unión de dos personas con los amigos y familiares. Como invitados, nuestra misión es contribuir a la felicidad de los novios, no a competir por el protagonismo de esa celebración. La próxima vez que asista a una boda, recuerde: el respeto y la consideración son los mejores regalos que se puede ofrecer a los novios. Dejemos que ellos sean los únicos protagonistas del día.
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