
Vistiendo el protocolo. Banderas, reposteros, alfombras, escudos, medallas ...
El segoviano José Antonio Calderón desarrolla un trabajo muy poco habitual que consiste, según sus propias palabras, en vestir el protocolo de las instituciones.
El segoviano José Antonio Calderón se dedica a decorar instituciones, desde ayuntamientos al Palacio Real de Madrid.
El segoviano José Antonio Calderón desarrolla un trabajo muy poco habitual que consiste, según sus propias palabras, en vestir el protocolo de las instituciones. Así, diseña banderas, reposteros, alfombras, tapices, escudos, medallas... Se trata de un oficio original y, según comenta, único en España ya que, aunque existen especialistas en las distintas categorías, Calderón abarca toda la decoración de las instituciones.
Asegura que es un trabajo muy agradable, en el que viaja mucho, conoce gente y hace amigos, por lo que, aunque ya tiene edad para jubilarse, no piensa hacerlo por el momento.
Su método de trabajo es casi siempre similar: se traslada al lugar que tiene que decorar ya sea un ayuntamiento, un teatro, una diputación, un parlamento o una caja de ahorros, ve la iluminación del recinto, la decoración existente y las modificaciones que hay que realizar. A partir de ahí, se dedica a diseñar todos los elementos necesarios para la sala. El siguiente paso es trasladar el encargo a sus especialistas, que trabajan en varios puntos de España y Portugal.
Estos trabajadores son sus manos, quienes elaboran manualmente alfombras a nudo, restauran bordados antiguos, tapices, etc. Calderón explica que trabaja con los mejores de cada especialidad. Cuando, a finales de los años ochenta, decidió vender el negocio familiar una tienda en la calle Real, comenzó a tantear el mercado buscando a los mejores especialistas en cada una de las categorías. Su idea era ofrecer algo diferente a lo que ya había, realizando el conjunto de la decoración.
Para Calderón, el protocolo no es sólo recibir a la persona, sino que también se trata de tomar un salón de actos o el despacho de un alcalde y saber cómo vestirlo, dónde poner las banderas o qué tipo de alfombra conviene a la sala, entre otras cosas.
Cuando diseña un escudo, explica, sigue las leyes de la Heráldica. En este sentido, asegura que hay algunos mal hechos; sin embargo, una vez dibujado el diseño, es un diplomado en Heráldica, Genealogía y Nobiliario el que firma el informe, para después mandarlo a los artesanos.
Este tipo de trabajos, asegura, no se realizan para clientes particulares. Con respecto a los precios, son muy variables: un repostero un tapiz con escudo puede ir de los 3.000 a los 18.000 euros, dependiendo de los materiales y del modo de elaboración.
Ha realizado diversos trabajos para multitud de ayuntamientos, diputaciones, fundaciones, universidades, e incluso para el Palacio Real de Madrid, en el que restauró los bordados de paredes, sillería y bordado del Salón Gasparini, los bordados del Salón del Trono, el repostero de Carlos III y los bordados de la Capilla Real. Además, entre sus méritos destaca la exposición de bordados antiguos que mostró en el parisino museo del Louvre.
Como proyectos inmediatos, está realizando trabajos para el Gobierno de Navarra, la Diputación de Burgos, el gobierno de Ceuta, el teatro de Tegueste (Tenerife), etc. Con respecto a los auditorios y teatros, tiene la exclusiva de la empresa Chemtrol España, que se dedica al estudio, diseño y equipamiento escénico de estos recintos.
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