Los modales en la mesa. Saber comportarse en la mesa. Educación a la hora de comer
El buen ejemplo es uno de los mejores métodos de enseñanza. De hecho, de mayores, solemos ser un fiel reflejo de las costumbres de nuestra casa
Guardar la compostura en la mesa. Buenos modales a la hora de comer
Los niños y el comportamiento correcto en la mesa
Hay que tener en cuenta, que de nada "predicar" si no damos un buen ejemplo. Es decir, no podemos decirle al niño que no chupe el cuchillo, que no juegue con los cubiertos, que no haga bolitas de pan con la miga, etcétera, cuando nosotros estamos haciendo eso mismo. Debemos enseñar dando un ejemplo. A partir de comportarnos de forma apropiada, no debemos permitirá los niños actuar de forma incorrecta en la mesa.
El buen ejemplo es uno de los mejores métodos de enseñanza. De hecho, de mayores, solemos ser un fiel reflejo de las costumbres de nuestra casa. Los seres humanos, desde que nacemos, imitamos. Adquirimos muchos 'comportamientos' por imitación. Por eso es tan importante dar un buen ejemplo.
A los niños -y unos cuantos mayores- hay que enseñarles que las cosas se piden, por favor. Que se deben dar las gracias por todo. Y cómo no, enseñarles también a tratar de usted a todas las personas mayores.
La mesa como 'laboratorio' de los buenos modales
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La mesa es el "campo de prácticas" de nuestros hijos -también de algunos mayores-. Debemos ser muy comprensivos con ellos, sobre todo en las primeras fases de su aprendizaje.
Por ningún motivo, debemos reprender a un niño o llamarle la atención en sus primeros pasos. Y mucho menos reírnos de él o ponerle en ridículo delante de otras personas. Hay que ser comprensivos y hacerle ver, de manera razonada, sus errores.
Aparte de las "normas" de la mesa, se le puede ir enseñando también a tener las manos y las uñas limpias, y que debe lavarse siempre las manos antes de comer. También debe aprender a sentarse a la mesa, arreglado y con la ropa limpia. De igual manera debe obrar, después de terminar de comer. Enseñarle a recoger la mesa, a lavarse los dientes y a cambiarse de ropa si se ha manchado.
Empezar a comer: espera que todavía no puedes comenzar
Ya en sus primeros pasos como una personita educada, debemos enseñarle que no se empieza a comer hasta que todas las personas de la mesa están servidas. Tampoco hay que empezar a comer hasta que no comienza alguno de nuestros mayores. Que no se come con la boca abierta, que no se habla con la boca llena o que no se chilla o vocea en la mesa.
Solamente a los niños muy pequeños, y que aún no son muy "habilidosos" con los cubiertos, se les pone la servilleta a modo de babero. Los niños más crecidos deben empezar a utilizar la servilleta en el regazo, como los mayores. Hay que enseñarles que la servilleta no es un trapo para limpiar los cubiertos, la mesa, las copas, etcétera. La servilleta sirve para limpiarse los labios antes y después de beber, para limpiarse alguna pequeña mancha de la cara (de salsa, de puré, etcétera).
El uso de lo cubiertos: hay que ser pacientes y constantes
Hay que enseñarles, también, a utilizar de forma correcta los cubiertos . Cómo se sostienen, cómo se corta un alimento, cómo se pincha, etcétera. No obstante, puede ser que en determinados casos tengamos que ofrecerles una pequeña "ayuda" ya que ellos solos no podrán cortar ese trozo de carne un poco dura, o no sabrán cómo empezar a comer un determinado plato.
Una de las mayores "disputas" a la hora de sentar a los niños a la mesa es la postura. Les suele gustar moverse, sentarse de lado, inclinar la silla, etcétera. Los niños se deben sentar con la silla pegada a la mesa, rectos con la espalda pegada al respaldo de la silla (si la silla es de su tamaño, claro). Deben saber que no deben jugar con la silla, balanceándose, por ejemplo, hasta caerse como suele ocurrir algunas veces. Tampoco se levanta nadie de la mesa, antes de que todos hayan terminado de comer.
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Cuando los niños si son pequeños. Para acostumbrarles a los cubiertos de los mayores, se pueden utilizar unos cubiertos de menor tamaño. Se adaptan mejor a sus características físicas -la cuchara de mayores no les cabe en la boca por ejemplo, y el cuchillo es demasiado largo para ellos-. Tampoco debemos obligarlos a tomar ciertos alimentos, que sean demasiado fuertes o indigestos para ellos.
Hay que tener cuidado con darles demasiados líquidos a la hora de la cena (sopas, agua, etcétera) si el niño es propenso a orinarse en la cama. Lo mismo con alimentos que puedan trastornarles en alguna medida el sueño (digestiones pesadas o productos con cafeína, teína...).
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