Logo Protocolo y Etiqueta

Los Signos de Honor. Ayuntamiento de León.

La heráldica y la genealogía del Ayuntamiento de León a través de los Signos de Honor utilizados en los distintos ámbitos municipales.

Se lee en 11 minutos.

Imagen Protocolo y Etiqueta
Imagen Genérica protocolo.org

Ayuntamiento de León. Los signos de honor.

La representación del concejo en torno a ocho hombres buenos había creado el Ayuntamiento en virtud de la carta orden de Alfonso XI , fechada el 6-julio 1345. El pendón y la heráldica son sus más genuinos signos distintivos.

El pendón real de León

Así llamado por ser utilizado hasta el siglo XIX para la proclamación de los reyes, que hoy se conserva, es de gran tamaño y forma casi rectangular, con un corte central que le proporciona dos puntas. Su tela es de las llamadas de damasco -fue totalmente renovada en 1993 por las monjas del convento de las Concepciones- en color púrpura, el color de los emperadores romanos que utiliza por primera vez Alfonso VII . Lleva en su centro un escudo de León bordado en hilo de oro sobre fondo blanco de plata y dos más pequeños en las puntas, repitiéndose por ambos lados; se perfila todo él con fleco de oro y tiene borlas igualmente doradas en las dos puntas y en el centro del corte.

A lo largo de toda la Edad Media el caballero portador del pendón real era uno de los cargos de más honra en la Corte y sus funciones, importantes: acompañar al rey a la guerra, izarse en el lugar más alto al tomarse una plaza, desplegarse por el suelo en el acto de otorgar fuero por el rey a los nuevos pobladores de un lugar yermo o conquistado, señalar el luto cuando lo acompañaba una cinta negra o bien alzarse ceremoniosamente en el acto de proclamación de nuevo monarca. Precisamente ésta va ser la función que en los siglos siguientes ocupa al pendón leonés: el ritual de la fidelidad al nuevo rey que por última vez tuvo lugar en León en 1843, en honor de Isabel II, como se indica en el capítulo correspondiente.

Acerca de cómo era este pendón, algunos testimonios acercan a su descripción: en la proclamación de Carlos IV (Sesión 18-febrero-1789) es "un pendón de rico damasco carmesí, con borla y fleco de oro y plata, adornado con seis tarjetas que en campo de raso liso se hallan bordeadas de realce, con oro, plata y seda, seis leones, armas de esta muy noble Ciudad"; o bien "un pendón de damasco carmesí guarnecido todo de fino de oro, con cuatro bolsas de lo mismo, y seis tarjetas de glasé bordadas leones", se dice en los preparativos para los actos de proclamación de Fernando VII (Sesión 10-agosto-1812), mientras que para celebrar la Constitución se emplea "un guión de damasco de seda encarnado con franjas de oro, Leones y Castillos armas de esta capital dibujadas con igual hilo de oro" (Sesión 20-marzo-1820).

La presencia pública de este pendón guarda silencio durante un siglo. Un testimonio gráfico le presenta en el patio de la Diputación en 1913 con motivo de un acto lúdico y cultural, tratándose del actualmente conservado.

Hubo de llegar 1930 para que el concejal Bonifacio Rodríguez solicite, y así se acuerda, que en días de gran solemnidad se coloque el pendón de León al lado de la bandera nacional en el halcón del Ayuntamiento (Pleno 24-julio-1930). Semejante decisión fue aplaudida desde algunos periódicos motivando que se reclame para él la concesión de los máximos honores "de que también gozan los estandartes y pendones de algunas otras poblaciones españolas". Rápidamente llegaría la ocasión: la visita del Príncipe de Asturias a mitad de septiembre de 1930 para que el pendón luzca en la fachada del Ayuntamiento. Semejante episodio, auténticamente excepcional, ya no se repetirá y el pendón sale únicamente en las grandes solemnidades festivas (Cabezadas, Cantaderas...) portado por el concejal más joven de la Corporación en decisión no escrita.

Acerca de la heráldica, la presencia de la figura de un león es muy antigua. Cierta es la coincidencia de nombres entre la ciudad y el animal, pero no debe olvidarse que fueron los reyes, Alfonso VI el primero, consolidado por Fernando II y Alfonso IX, quienes lo utilizaron cuando el topónimo latino (legio-onis) aún se declinaba, en alusión a esta ciudad sin nombre que tomó el del destacamento romano aquí establecido, la legio VII, frente al nombre romance (león). Como escribe Martín Fuertes, no sólo "la representación del león es el símbolo parlante del reino", sino que "la fortuna de la representación simbólica convirtió la imagen del león en el signo heráldico, por excelencia, de la ciudad y reino de León, perpetuado en toda clase de emblemas, escudos y sellos". Una de las primeras alusiones, sino la primera, al sello de la ciudad data de 1260 cuando se utiliza para garantizar la venta de unas casas, y sobre todo la autorización de Pedro I en 1364 para que tenga "un sello pequeño de una tabla con la figura de un león para sellar las cartas".

La forma y figura de la heráldica municipal no variará en demasía acerca del dibujo contenido en el pendón. Coronado el campo por corona real sencilla, la figura del león perderá la corona de su cabeza a favor de la Diputación; a fin de cuentas el emblema de la provincia es el del antiguo Reino, que es quien figura en el escudo nacional, diferenciándose así del municipal.

Modernamente, y de acuerdo a las reglas heráldicas vigentes, la localidad de Oteruelo de la Valdoncina ha establecido uno propio (Pleno 28-septiembre-1995).

Las honras con que el Ayuntamiento se titula, están en consonancia con su rico pasado histórico, nunca discutido pero siempre recordado. Las Ordenanzas impresas en 1669 se refieren a la Muy Noble y Muy Leal Ciudad; en el texto de Fuente Oyuelo es Noble, Leal y Antigua. Son tratamientos derivados de su trayectoria que la literatura de las actas repite periódicamente: "por las circunstancias que esta Ciudad tiene, más que todas las de Castilla" (Sesión 26-julio1671), y "esta antiquísima como nobilísima Ciudad, oráculo de la Cristiandad, y la más antigua de esta monarquía" (Sesión 19-septiembre-1692), o "por ser la primera de los reinos de Su Majestad, y donde habían asistido siempre los señores reyes, siendo su corte y asiento principal, por cuyas causas estaba tan ilustrada con privilegios, prerrogativas y exenciones que se ven y guardan en su archivo que no podían ni podían tener otras ciudades por esta razón", datado en el mismo tiempo. Aún en el siglo XIX pueden hallarse los mismos títulos de las dichas Ordenanzas (Sesión 13-julio-1812), convertidos poco después en Muy Ilustre Ayuntamiento Constitucional (1813).

En ese siglo XVII, tan de afirmación de glorias y boato, deseó el Ayuntamiento conseguir cargos institucionales porque así "la ciudad está más condecorada". Lo había buscado y conseguido cuando León se convierte en sede de Corregimiento, Alcalde mayor y Adelantamiento por Real Privilegio tras abonar a la Hacienda real "un servicio de 16.000 ducados" en 1638 porque "el alcalde mayor es juez de la jurisdicción del Adelantamiento que abraza ocho leguas en su contorno", siendo Fernando VI quien designó a dos personas para los oficios de corregidor y alcalde mayor. Así lo resume el regidor Escobar cuando se postula nuevamente la unión de ambos cargos (Sesión 15-julio-1819) por razones meramente económicas: el corregidor tiene un salario de 15.000 reales y el alcalde mayor "sólo tiene 200 ducados de dotación y que las villas más ínfimas tienen más, y que otras ciudades han unido ambos cargos". Precisamente la concesión de un corregimiento "de capa y espada", confirmada el 20-agosto-1645, en lugar de uno letrado, se convierte en un rasgo distintivo que el Ayuntamiento quiso mantener mientras el privilegio dependió de él: el capitán de infantería Joaquín Puro será el último corregidor de esta categoría, antes de que los corregimientos políticos fuesen suprimidos por Real Orden en 1834; siguieron corregidores de letras hasta la supresión definitiva de la alcaldía-corregimiento de León también mediante Real Orden en 1861, poniéndose así final a un cargo político que había durado casi cinco siglos.

El título de excelentísimo con que el Ayuntamiento se adorna, tiene su antecedente en las gestiones efectuadas por el diputado Antonino Sánchez Chicarro -concejal que fue en varios mandatos y alcalde en 1875-, quien comunica (Sesión 29-mayo-1884) que ha recibido un escrito del Ministerio de Gobernación anunciándole que el Rey ha firmado un decreto concediendo al Ayuntamiento el trato de Excelencia. Poco después, se recibirá la comunicación oficial a través del gobierno civil: "Acuerda el Ayuntamiento haber oído con satisfacción una carta del Sr. Gobernador don José Ruiz Corbalán dando a la Corporación su enhorabuena por haber obtenido el tratamiento de Excelencia, y se acuerda también que se le conteste dando las gracias" (Sesión 13-junio-1884).

Hizo aún intento el Ayuntamiento de obtener nuevas prebendas institucionales. La propuesta de Honorato García Luengo, oficial mayor del Municipio, acerca de restaurar la figura el Defensor de la Ciudad debe encuadrarse entre estos objetivos. Aunque nominalmente no era de nuevo cuño, el ponente le emparentaba con el Defensor del Reino, originado en 1640, y la solicitud (Permanente 22-enero-1930) no pasó de los buenos deseos a pesar de ser aplaudida en la prensa local.

La identificación de la Ciudad con una música específica es muy secular y no tiene orígenes claros. Está documentada la existencia de una marcha o diana de caballería, que en el siglo XVI ya se la califica como antigua, la cual se tocaba con trompeta y tambor por los años del quinientos en la fiesta de la Virgen de agosto debiendo buscarse fuera de León al trompeta, lo cual como costaba muchos dineros para una sola ocasión, llevó al convencimiento de ser necesario no sólo para esta fiesta sino también "para otros muchos autos públicos que se hacen en la dicha ciudad por mandato de Su Majestad", por lo cual "acordaron y mandaron que de aquí en adelante haya dos trompetas asalariados con moderado salario" (Sesión 6-abril-1566), y un siglo después, el trompeta de la ciudad, Antonio Puchete, da cuenta que le han traído de Madrid un clarín que con el porte cuesta 130 reales (Sesión 23-marzo-1666). De esta marcha, hoy desaparecida, se sabe que fue transcrita -¿prestada?- para ser tocada como marcha nupcial por los trompetas y timbalero de Caballerizas durante la boda de Alfonso XIII en 1906, que fue catalogado el cuaderno que la contenía en el archivo municipal por Álvarez de la Braña a fines del XIX pero ya no la cita Nieto en su catálogo publicado en 1927.

Las noticias sobre un himno o marcha se reflejan muy ocasionalmente. Cuando en 1903 comienza a prepararse la celebración del centenario del Padre Isla, el Ayuntamiento anuncia a la comisión organizadora que establece un premio de 125 Ptas. para la música de un himno leonés; Benito Blanco llega a escribir una letra para ser musicada, aunque luego tal certamen fue suspendido. Años después los sacerdotes Uriarte y Zorita componen la letra y música de una Marcha de la Ciudad que entregan al Ayuntamiento (Pleno 15-enero-1940), y Salvador Ibarra envía asimismo otra marcha, titulada "Ciudad de León" (Permanente 10-julio-1975).

Pero ninguna de éstas tuvo mayor fortuna que ingresar en el archivo municipal. Hasta que el Pleno de 16-marzo-1978 acuerda "declarar oficialmente como Himno de León el que lleva este nombre, con letra de D. José Pinto Maestro y música de D. Odón Alonso". Tal himno venía siendo interpretado por las sucesivas bandas de música vinculadas al maestro Odón y su música y letra eran por entonces conocidas popularmente desde tiempo atrás. Había recibido el reconocimiento general durante los actos del quinto centenario del "Paso honroso" de Suero de Quiñones, cuando fue cantado por los niños de las escuelas nacionales de la ciudad y música de la Banda Provincial dirigidas por el maestro Odón en el patio de la Diputación el domingo 22-julio-1934.

Su letra dice así:

Himno de León

Sin León no hubiera España,
que antes que Castilla leyes,
concilios, fueros y reyes,
dieron prestigio a León.

La fama cantó su hazaña
con clarines de victoria:
¡León escribió la historia
de Covadonga a Colón!

Con su sangre a torrentes vertida
dio a la Patria preciado blasón
y en sus labios cobró vida
el hermoso lenguaje español.

¡Viva León!

Tierra hidalga, tierra mía,
estrofas del romancero
desde Guzmán a don Suero,
va tremolando el honor.

Con su sangre a torrentes vertida
dio a la Patria preciado blasón
y en sus labios cobró vida
el hermoso lenguaje español.

De piedra una plegaria
la catedral semeja,
sobria y gentil refleja
el alma de León.

De historia milenaria,
de santidad osario,
de arte relicario
y de la fe expresión.

Gloria a ti, pueblo sin par,
a mis labios el corazón
se asoma para gritar:

¡Viva León!¡ Viva León!

Deseando que el himno tuviera la máxima difusión, se acometió su grabación en disco, que estuvo a cargo de la orquesta y coros de RTVE dirigidos por Odón Alonso, hijo del autor de la música. Su estreno público tuvo lugar en la popular plaza del Grano el domingo 1-octubre-1978, tras la llegada de los carros engalanados que festejaban San Froilán. El encargado de ello fue el Orfeón Leonés, dirigido por Luís Samartino, con la Banda de música. Al día siguiente (Permanente 2-octubre-1978) se trataba y acordaba lo referente a la venta y grabación del disco.

Incorporado el Ayuntamiento a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) por acuerdo municipal (Pleno 27-octubre-1981), tiene abierto registro de parejas de hecho (Pleno 8-junio-1994), y recientes modificaciones legales le han permitido servir de marco para matrimonios civiles siempre que oficie el alcalde o concejal en quien delegue, celebrándose la primera boda municipal en la tarde del sábado 29-julio-1995 por el alcalde Amilivia.

 

Nota
  • 52

    Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia

    Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo

Su opinión es importante.

Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.

Contenido Relacionado