
Entender el protocolo.
Cualquier ceremonia se lleva a cabo atendiendo a unas directrices y su puesta en escena responde a un diseño ceremonial.
El protocolo en los actos públicos.
Esto del protocolo en los actos públicos hay que saber entenderlo. Cualquier ceremonia se lleva a cabo atendiendo a unas directrices y su puesta en escena responde a un diseño ceremonial. Por ello, corresponde a los expertos y profesionales de la materia organizar estos eventos, porque somos los que conocemos las normas que hay que seguir y cómo aplicar ese protocolo.
Hecha esta reflexión en voz alta, es también oportuno hacer referencia a lo que suele acontecer en un acto cuando quienes participan en el mismo -llamados actores-, no quieren entender la praxis protocolaria o ceremonial y quieren imponer sus reglas. No es que sea habitual, pero esporádicamente asistimos a eventos donde alguien quiere imponer su propia disciplina y se atreve a obligar a cambiar el desarrollo del acto en función de sus intereses.
Esto es censurable, porque ese acto está organizado de acuerdo con una ceremonia que se articula en tradiciones, usos, costumbres y normas, y su puesta en escena atiende a esos parámetros y, por ello, la interpretación de los mismos es responsabilidad del profesional que gestiona ese acto.
Si el acto además es de carácter privado, le corresponde al anfitrión organizar las precedencias y el desarrollo del mismo, extrapolando la filosofía del articulo 6º del Real Decreto que regula el protocolo oficial y que, traducido, dice que las precedencias en estos actos las determina quien organiza, o sea, el citado anfitrión y que no está obligado a ejecutar estrictamente la ordenación institucional y oficial salvo aquellos casos de la presencia de autoridades de primer nivel.
Recientemente en un acto en la ciudad ocurrió algo de esto, pero en ese caso, la persona que se "autoinvitó" y que quiso intervenir en la ceremonia y declinó el lugar de honor que por cortesía se le concedía, contó con la educación y la prudencia del anfitrión, quien cedió a los espurios deseos, aun cuando no tenía por qué hacerlo.
Este tipo de situaciones no deberían producirse porque quien participa en cualquier acto o ceremonia sabe que tiene que hacer gala del saber estar y atender a las instrucciones que se le dan y, por supuesto, jamás presentarse imponiendo esto o aquello. La educación también forma parte del protocolo. Hay que recordar que no existen jerarquías sin motivo y que cada uno ha de saber cual es su sitio y también que lo que representas significa que debes sacrificar lo que eres por lo que debes ser.
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