Educación y buenos modales Página 88
Los buenos modales y la buena educación son formas de comportamiento que hacen referencia a las relaciones y trato con otras personas
Educación y buenos modales suelen ir de la mano. El comportamiento correcto de las personas hace que la convivencia se más cordial, amable y agradable
Todos los artículos de Educación y buenos modales
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Urbanidad en verso para el uso de las niñas. El aseo y el vestido.
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Urbanidad en verso para el uso de las niñas. Reglas para la conversación.
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Deberes respectivos entre nacionales y extranjeros.
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Deberes respectivos entre la persona que exige un servicio, y aquella a quien se exige.
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Deberes respectivos entre artistas, autores y el público.
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Deberes respectivos entre las preceptores y los padres de sus alumnos. Entre los jefes de oficinas públicas y las personas que entran en ellas.
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Deberes respectivos entre abogados y clientes. Entre médicos y enfermos.
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Deberes respectivos entre sacerdotes y seglares. Entre magistrados y particulares. Entre superiores e inferiores.
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De los deberes respectivos, entre los padres y los hijos. Entre los esposos.
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Una carta no es otra cosa que una conversación escrita, y debe emplearse en ella un estilo fácil, natural y sencillo.
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Para hacer un regalo se necesita un tacto exquisito y suma delicadeza, sobre todo cuando se hace a personas que puedan necesitarlo.
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Para vivir en casa ajena, se necesita mucha prudencia y tolerancia; pero que esto no sea hasta el extremo de mostrarnos esquivos a la cordialidad y franqueza.
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El bautismo y las obligaciones de los padrinos.
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Cuando nuestros amigos o parientes pierdan algún individuo de su familia, nos prestaremos gustosos a acompañarlos en tan doloroso trance.
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El juego es, como la mesa, una piedra de toque de la educación.
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El juego es, como la mesa, una piedra de toque de la educación.
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Cuando queramos dar una reunión, convidaremos verbalmente a las personas de nuestra confianza, y por escrito a las de etiqueta.
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Ningún convidado debe mostrar repugnancia, ni menos negarse a cualquiera exigencia directa o indirecta del amo de la casa.
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Las costumbres domésticas influyen notablemente en el modo como nos conducimos entre extraños; porque no basta saber las reglas de buena crianza, es preciso tener la costumbre de practicarlas.
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En la mesa no tomaremos en las manos, ni tocaremos otra comida que el pan destinado para nosotros.
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La presentación se hace indicando el nombre de la persona presentada y sus títulos a aquella a quien se presenta.
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Las visitas son indispensables para sostener las buenas relaciones de la amistad, y es preciso que pongamos especial cuidado en hacerlas oportunamente.
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Los distintos tipo de visita son necesarios para mantener activa nuestra vida social.
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En una visita, cuando nos ofrezcan comidas o bebidas, las aceptaremos después de alguna instancia.
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La persona que se presentase en público vistiendo a su capricho, y no sometiéndose a las exigencias de las costumbres recibidas, no solo mostraría poco aprecio de sí misma, sino que haría alarde de menospreciar a los demás.
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La moderación es la reguladora de los modales exteriores así en el hombre como en la mujer; pero ésta debe cuidar de precaverse contra aquella excesiva suavidad que la haría parecer melindrosa o encogida.