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Negociar a golpe de palabra. La importancia de lo qué se dice y cómo se dice

Hay que saber pronunciar las palabras de forma clara y completa, vocalizando de forma correcta

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Mujeres charlando en la oficina
Negociar con palabras. Mujeres charlando en la oficina

La comunicación verbal y las negociaciones: qué se dice y cómo se dice

Hablar para un grupo de personas requiere de ciertos requisitos que debemos tener en cuenta. Vocalización, tono, volumen, ritmo, etcétera. Hay que saber pronunciar las palabras de forma clara y completa, vocalizando de forma correcta (abriendo bien la boca), dándole una velocidad adecuada (separando claramente cada palabra de la frase).

El ritmo de las palabras se complementa con el ritmo de las pausas. Las pausas pueden hacerse para remarcar el interés de lo dicho el momento anterior a esa pausa, para captar la atención de nuestros interlocutores, para pedir de forma velada una opinión o sugerencia al respecto, para pensar o reflexionar sobre lo dicho o simplemente para marcar un "descanso" en nuestra disertación.

En una negociación es tan importante el lenguaje verbal que podemos expresar mediante las palabras todo aquello que nuestros interlocutores quieren escuchar. Pero además de la "letra", la "música" es muy importante. No solo importa lo que se dice sino cómo se dice. Lo que se dice hay que hacerlo de forma clara, con buena dicción y pronunciación. Pero a las palabras le falta algo: el tono de voz.

La importancia del tono de la voz

El tono de voz refleja la característica especial que deseamos dar a nuestras palabras. Con un tono de voz dulce se puede cautivar, convencer, persuadir e incluso tranquilizar. Con un tono de voz tosco o rudo se puede intimidar, disuadir, amenazar e incluso atemorizar. Por todo lo expuesto, es muy importante acompañar a nuestras palabras de un tono y volumen adecuado, para no causar una impresión distinta a la que deseamos transmitir.

Hay expertos que afirman que nuestro tono de voz refleja nuestro estado de ánimo. Por lo tanto, hay que cuidar que en nuestras exposiciones nuestro estado de ánimo sea bueno. Si transmitimos aburrimiento, desgana, cansancio, etc. la negociación será un fracaso.

Hay que saber llevar un buen ritmo en la exposición; saber cuándo hacer una pausa; saber cuándo subir un poco más la voz; cuando darle más énfasis a un determinado punto; en definitiva además de las palabras hay que darle "coreografía" para que "bailen" de forma correcta y convenzan.

A la hora de exponer un tema no debemos olvidar tener un tono amable, que capte la atención de nuestros interlocutores; exponer con cierto entusiasmo para que las personas nos escuchen con más interés; si nos dirigimos a alguno de los presentes debemos hacerlo por su nombre dando siempre las gracias por ello; si necesitamos pedir algo durante nuestra exposición hay que hacerlo pidiéndolo "por favor"; la amabilidad y la buena educación generan un clima confortable entre todos los presentes. Cualquier error o equivocación debe ser justificado con un "lo siento", "les pido disculpas" o algún tipo de frase similar.

Un retraso o demora en nuestra presentación también debe ser objeto de disculpa, así como cualquier otro tipo de imprevisto que prolongue, interrumpa o retrase nuestra exposición.

 

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