
Te invito a comer. ¿Qué puedo pedir cuando me invitan a comer? (con vídeo)
Qué plato elegir cuando te invitan a comer sin parecer descortés ni abusivo
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Consejos de etiqueta para saber qué pedir si te invitan a comer
¿Qué pedir cuando te invitan a comer? Cómo ser un buen invitado
Imagínate esta escena: te invitan a comer, te sientas en un restaurante elegante, el camarero te entrega la carta y empiezas a leer. Hay platos de 15 euros, otros de 50. ¿Cuál eliges? Este momento, aparentemente sencillo, es en realidad una prueba sutil de tu educación y sentido común.
Cuando alguien te invita a comer, está teniendo un gesto de generosidad contigo. Y como todo gesto, merece una respuesta a la altura. Aquí no se trata de matemáticas, sino de cortesía. Elegir bien en este contexto es una prueba de buena educación y de prudencia.
Ni lo más caro ni lo más barato
Una de las reglas más sencillas y efectivas es optar por elegir algo dentro del rango medio de precios. Si el menú tiene opciones de 15 a 50 euros, no es buena idea pedir el plato estrella de 50 euros, ni tampoco el más humilde de 15, como si quisieras demostrar excesiva modestia. ¿Por qué? Porque en ambos extremos puedes generar incomodidad. Irse al plato más caro puede parecer oportunista, y elegir el más barato puede resultar forzado o incluso obligado para no abusar. Lo ideal es elegor con cierta naturalidad y soltura e incluso, cuando hay confianza, comentarlo con la persona que nos invita.
No se trata de llenar la mesa: muchos platos, aunque baratos
Otro error común es pedir demasiados platos, aunque sean económicos. No conviertas la invitación a comer en una especie de banquete medieval. Un entrante, un plato principal y una bebida están más que de sobra en la mayoría de los casos. Si el anfitrión te sugiere pedir un determinado plato, acepta con amabilidad, pero nunca tomes la iniciativa de pedir platos especiales o muy caros. También puedes rechazarlo con alguna pequeña excusa si no es tu agrado o te hace sentir incómodo. No se trata de rechazar por orgullo, sino de aceptar por decisiçon propia de que haces lo correcto.
No presumas de lo que no sabes
Ser bien educado en la mesa no significa pedir el plato más caro ni intentar demostrar un conocimiento culinario muy refinado. Significa actuar con prudencia y sentido común. Es demostrar que valoras el gesto generoso de la otra persona sin aprovecharte de él. Demostrar que lo valioso es el tiempo que se comparte durante la comida, no tanto la comida en sí misma.
El buen gusto está en la elegancia con la que muestras gratitud y respeto por el generoso gesto de la persona que invita.
Recordemos que la buena educación en la mesa es una expresión de respeto por el otro, por su tiempo y por su generosidad. En la sociedad actual en la que algunas veces nos olvidamos los pequeños detalles, ser un buen invitado es una forma de distinguirse de los maleducados.
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