Todo depende del momento del día y de las circunstancias del encuentro, poniéndose en el lugar del anfitrión... si invito a una familia a tomar cafe y me paso la mañana preparando un bizcocho, me sentará fatal que nadie quiera ni probarlo. Justificar el rechazo sin quedar mal, muchas veces es complicado. Que uno de los invitados no coja un bombón porque es alérgico, está justificado, pero que nadie quiera nada, nisiquiera un vaso de agua de mi casa.... no me parece correcto.

Yo creo que un buen anfitrión quiere que sus invitados se sientan como en su propia casa, que tomen lo que les apetezca de lo que hay, y es por eso por lo que a veces se insiste un poco ante una negativa del invitado, que a veces por pudor dice no querer nada.

Recuerdo haber leído en viejas cartillas de urbanidad, que los niños no debían rechazar algo ofrecido por una persona mayor, si le ofrecían algo, debía dar las gracias y si no le apetecía comerlo en ese momento (por ejemplo un caramelo), se lo daba a sus padres para que se lo guardaran para más tarde. Las cosas cambian... Saludos.

JV, en este caso debería recurrir a los que se llamamos "mentiras piadosas". Sin deshacerse en explicaciones puede alegar: "los niños acaban de merendar...", "lo siento, vengo del dentista y ni puedo tomar nada...", "Ando delicado del estómago y no puedo tomar nada entre horas...", o alguna disculpa por el estilo. Cualquier buen anfitrión lo entenderá y no le insistirá más. Si aún así, sigue insistiendo, no es un buen anfitrión.

Muchas gracias por su opinión.

Lamentablemente en muchas ocasiones no se acepta nuestro "no gracias" y hay que soportar la insistencia de quienes no comprenden que su comportamiento no es el adecuado.

No estamos obligados a comer.

No se dan explicaciones.

Decimos:

"no gracias"