Cuando enseño el Arte de la conversación social, siempre digo que además de los célebres temas que no se deben tocar: política-religión-enfermedades-dinero, existen las conductas inadecuadas.

Los graciosos que no paran de "entretener", los que monopolizan la conversación convirtiéndola el monólogo, los discutidores, los profesores de todo, los que interrumpen...

No quiero ser pesimista, pero sospecho que la personalidad de su esposo dificilmente cambie.

Al volver de una reunión en la que habló sólo él hasta por los codos, dígaselo, hágale notar su comportamiento.

Cuando se preparen para salir rumbo a la siguiente reunión, recúerdele con firmeza lo hablado, pídale que se controle y deje hablar a los demás, oblíguelo a tomar conciencia de su compulsión por hablar.

Vuelva y vuelva a demostrarle que su conducta cae mal y que van a dejar de invitarlo en el futuro.

El comportamiento personal es difícil de corregir, sobre todo a ciertas edades. Si él mismo no se da cuenta de su forma de actuar, será muy difícil que se solucione el problema. Si tampoco con sus comentarios y los de gente de su entorno hace caso, seguramente tiene un gran problema. Puede que necesite ponerse en manos de algún profesional que le haga ver su comportamiento y trate de corregirlo.