cuando me ofenden gratuitamente que debo decir

"Desgraciadamente" es cierto que cómo dicen ustedes y mi madre - no te casa sólo con él, sino también con su familia y amigos...y a veces nuestra pareja sabe comportarse porque quizás tuvo mayor oportunidad para aprender que su familia y amigos, pero éstos no, y ahí surge a veces el sentirse a disgusto. Yo lo vivo ahora con los amigos de mi nueva pareja y reacciono según su mentalidad. Me explico: Si hacen algo "no adecuado" porque no saben mejor, entonces tomo la actitud de la anecdota de la reina con el agua y el limón, para que no se sientan incómodos. Pero si su actitud es la de "provocar" porque para ellos somos pijos, y no lo somos, sólo tenemos códigos y valores diferentes, y se alardean de casi como "boicotear" la fiesta, entonces les llamo en privado y les llamo la atención.
Esto me parece importante, pues en el 2008 se puede decir que más o menos todos tenemos una base, pero los hay que siguen con esa mentalidad "tonta" de similar lujo con pijoteo, y entonces tomar esa postura que yo llamo de "boicoteo" ante el anfitrión.
A vosotros que os parece?

Te entiendo. Me pasa exactamente lo mismo que a tí. Cada domingo he de sobreponerme a la situación, pero creo que si tu pareja actua con ellos con normalidad, lo correcto es que respetes. Te recomiendo que expreses tu inquietud a tu pareja. Yo lo he hecho y ella reconoce la falta de civismo, pero "la cabra tira al monte" y si quiero seguir amando he de seguir aceptando. Ánimo, de veras sé lo que sientes y lo que tienes que pasar...

Gracias, moderador por quitar algunas intervenciones en este mismo foro. ¿Le han molestado? Pues, parece que sí.
Ojalá le molesten todas las intervenciones de personas que no tiuenen nada que hacer y lo poco que hacen lo hacen en este foro.
Bórreme si lo apetece, pero he dicho.

No puedes hacer nada. Sus hábitos, te gusten o no, son suyos y poco puedes hacer salvo respetarlos (lo cual no significa que los entiendas ni compartas).

Ellos te invitan a su casa, entiendo con la mejor intención, y debes de pagarles con agradecimiento... aunque todo lo demás te incomode de soberana manera. Seguramente no lo hacen para molestarte, por lo que usar indirectas, ironias o similar no surtirían ningun efecto positivo (solo heriría la suceptibilidades que quieres evitar) y sería unaa falta de respeto incluso peor que la de ellos (ya que la suya será ocasionada por la falta de conocimiento o deformación de un hábito inconsciente, y la tuya sería premeditada).

Mi único consejo, paciencia. Si te resulta "insoportable" la visita, habla con mucho tacto y respeto con tu marido y si alguien ha de decir algo a tus suegros o cuñados, que sea él.

Un saludo,

Una anécdota a colación de este tema. La Reina Dña. Sofía, en una comida que tuvo con un invitado extranjero (no recuerdo quién), al ver que el invitado se bebía el recipiente de agua con limón que le pusieron al lado para limpiarse los dedos, ella hizo lo mismo. Esto explica perfectamente lo que se debe hacer. Ser comprensivo y elegante, y nunca hacer sentir de menos a nadie. Ése es el verdadero protocolo.

Si tu familia política se comporta así, tu marido, si no actualmente porque se haya reeducado, debió de hacerlo en su momento, puesto que es la "educación" que recibió. Esta es la importancia de casar entre iguales: una misma o semejante educación y cultura siempre se ha considerado, para el matrimonio, condición necesaria, aunque no suficiente (tampoco el amor es suficiente).

Por tanto, asume tu elección; esto es: respeta sus maneras y mantén las tuyas.

La importancia de la anécdota, más allá de si verdaderamente se produjo, es la lección que en ella se ejemplifica.

Con estar de acuerdo, Cristina, creo, no obstante, que la aplicas a un supuesto contrario -el que plantea Sabrina- y, por tanto, no da una respuesta satisfactoria.

Repito: cuando se elige a un cónyuge, se elige, también, a su familia, a la que hay, pues, que respetar, por más que pueda repugnarnos. Se debe, solamente, ser consecuente: guardar nuestras costumbres y respetar las otras. Si no, haber elegido otro cónyuge cuya educación -vale decir: la de su familia, la que ha recibido- se corresponda a la nuestra.

No ir a esas comidas o bien cambiar de familia. Fuera de bromas, seguir aguantando y, si puedes, tratar de inculcarles alguna que otra norma de vez en cuando de forma disimulada. Tampoco está mal tirarles alguna indirecta que les pueda hacer reflexionar. Y si todo esto falla, solo debes evitar tu contagio y mantener tu forma de actuar, no sea que acabes como ellos.