Recibo al Concejal de X, el próximo mes con motivo de una inauguración de las nuevas instalaciones de mi empresa. Vienen directivos de la casa matriz, otros empresarios del sector y amigos. ¿Debo darle un trato especial al Concejal? Como es un acto privado nuestro, he pensado que puedo prescindir de la precedencia oficial y aplicar la que creamos nosotros más conveniente. ¿Puedo hacerlo o debo atenerme a algún orden de precedencia oficial?
Ignaci
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Concejal
Anónimo
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RE: Concejal
14/02/08 00:00
Si tal consejal asiste a tal inaguración es porque usted lo ha invitado. Y lo ha invitado -y esto es lo importante- porque es concejal, no directivo, ni colegas del sector ni amigos personales. Usted es el anfitrión y el concejal, por razón de su cargo, el primero de sus invitados, si es que quiere hacer las cosas bien.
Concejal, directivos, colegas y amigos. Y no sé hasta qué punto se expresa bien: si es su empresa, no hay otra por encima (casa matriz) cuyos directivos estarían por encima de usted. ¿Es su empresa o está a cargo de una empresa que es, si no enteramente de otros, más de otros que de usted? También es importante a fin de saber quienes son los anfitriones, si usted solamente, o usted y los directivos.
Y todo ello, únicamente, si quiere hacer las cosas bien, porque nada le obliga a ello.
No creo tuviera estas dudas si, en lugar de un concejal, hubiera invitado, por ejemplo, a los príncipes de Asturias, a quienes probablemente pondría, sin dudar, por delante de todos. Y viene a ser lo mismo: una autoridad (civil, militar o eclesiástica) pasa por delante de un mero ciudadano, ya sea directivo, colega u amigo. Lo oficial es antes: primero.
Concejal, directivos, colegas y amigos. Y no sé hasta qué punto se expresa bien: si es su empresa, no hay otra por encima (casa matriz) cuyos directivos estarían por encima de usted. ¿Es su empresa o está a cargo de una empresa que es, si no enteramente de otros, más de otros que de usted? También es importante a fin de saber quienes son los anfitriones, si usted solamente, o usted y los directivos.
Y todo ello, únicamente, si quiere hacer las cosas bien, porque nada le obliga a ello.
No creo tuviera estas dudas si, en lugar de un concejal, hubiera invitado, por ejemplo, a los príncipes de Asturias, a quienes probablemente pondría, sin dudar, por delante de todos. Y viene a ser lo mismo: una autoridad (civil, militar o eclesiástica) pasa por delante de un mero ciudadano, ya sea directivo, colega u amigo. Lo oficial es antes: primero.