Querida Angelina, el Ceremonial social moderno no se maneja con exigencias y obligaciones.
El mantel blanco no es obligatorio, es el rey de los manteles y si lo tuvieras es la gran ocasión para lucirlo y disfrutarlo.
Si no lo tienes siempre será adecuado un mantel de color liso (sin estampados), o uno bordado, o de encaje, o de tela adamascada.
Las servilletas deben hacer juego con el mantel.
Si se mancha disimula tu desesperación, las joyas están para disfrutarlas.
Actualmente todas las embajadas colocan mantelitos individuales blancos y bordados, esa también puede ser una solución.
El mantel es el vestido de la mesa y tendria que estar a la altura de los elementos que coloquemos sobre ella, pero en sí mismo es importantísimo, es la famosa primera impresión.
Prepara un lindo centro de mesa con flores frescas y algún detalle plateado.
Feliz aniversario.

Así que el es la etiqueta de la mesa. Y las lindas flores, supongo, aquellas que se todavía en Gran Bretaña se prenden de los ojales, y la plata los esmaltes que lucen en los pechos, y es todo ello es ceremonial, y "Ceremonial social", y que yo pensando que era buen gusto para la decoración: decoración y buen gusto meramente.

Angelina, sean, sencillamente, ustedes mismos, porque lo elegante no se quiere, ni se desea: va en uno, no en las cosas de que uno se acompaña, aunque semejen elegantes -una mesa no es elegante porque como esté dispuesta, sino por cómo se comportan quienes a ella se sientan; la mesa, con mucho, estará decorada con buen gusto, y el buen gusto por excelencia es sobrio-.

Así que EL MANTEL es la etiqueta de la mesa.

(Me comí la palabra.)

Quítale a un hombre sus sueños y le estarás robando el alma, no le hagas caso al amargado de Anónimo.
Date todos los gustos en tu festejo, ponle mucha ilusión, en tiempos de divorsios instantáneos unas bodas de plata son para celebrar por todo lo alto.

Indignada como estoy escribí divorcio con "s", puse el enter y ya no lo podía detener.

Si la ilusión de un hombre es un hermoso mantel, no hay alma que robar, porque no tiene. Y no me refiero a Angelina, cuya ilusión comprendo perfectamente.

Se indigna usted gratuitamente: no ha comprendido nada. Si Angelina, a la edad de las bodas de plata, no sabe de qué color debe ser un mantel, difícilmente podrá decorar una mesa "elegantemente". Tal es la cuestión que ha planteado Angelina: el buen gusto, de poder aprenderse, no se adquiría en unos días.

Por demás, lo importante no es el mantel, ni la vajilla, ni la cubertería, ni la cristalería, ni los centros; no es la mesa, en fin. Son las bodas de plata; la joya, no el estuche.