Antonio, Clara lo ha expresado estupendamente. Los gestos discretos son los que sirven para la mayor parte de las situaciones cotidianas. Y si utilizas la palabra, lo mejor es algo tan sencillo como "Por favor, me puede traer un cubierto ... una copa de ... o lo que necesite pedir". o bien "Por favor, me puede atender un momento". Nada de tutear o de utilizar términos familiares, abreviaturas, apodos u otros calificativos.

El camarero nunca ha tenido nombre, ni se le ha llamado de otro modo que "ocularmente", cuando no está a la vera, y verbalmente, si corre muy próximo, por ejemplo, con un "Por favor". Según la educación de cada cual, recibirá un trato u otro.

Ciertamente, son "raras avis" y, como acaece en tantísimos otros oficios, el oficio de servir, si no se ha perdido completamente, se perderá, tanto por lo que toca al que sirve como al que es servido, que ha perdido la costumbre de serlo y adopta parte del papel que corresponde únicamente a quien sirve: los comensales retiran sus platos, transigen sonrientes ante cualquier servicio y demás. Y es que, aunque no se quiera ver, todo pasó ya, y lo que queda, está reducido a un mundo cerrado sobre sí mismo y en el que los extraños, salvo excepciones, generalmente financieras, no tienen cabida. Un mundo que algunos imaginan ¡como si les fuera propio o lo hubieran vivido!

Nuestro amigo Antonio se ha referido a una boda, por ejemplo.A mí me parece que cuando estamos sentaados en una mesa, lo mejor es no llamar nunca al camarero. Estamos para que nos sirvan lo que han dispuesto nuestros anfitriones. Ahora si se nos ha caído la nata sobre la falda o algo semejante, lo mejor será ver la manera de avisar el percance y salir prudentemente hasta un aseo.

En el restaurante o en un salón de fiestas, cuando necesitamos llamar al camarero, lo hacemos sin emitir sonidos de ningún tipo: no gritamos, no llamamos por el nombre, no hacemos ruidos con los dedos, no chistamos.

Nos debemos limitar a levantar la cabeza y a dar a nuestro rostro una evidente expresión que indique "necesito algo", si no nos miran esperamos a que lo hagan, si nos miran pero no saben leer nuestra discreta expresión, levantamos algo la mano evitando hacer gestos bruscos o perder la serenidad.
No debemos alterar a nuestros compañeros de mesa, ni a los otros comensales, recordemos siempre que todos tienen derecho a pasar un agradable momento, comiendo, bebiendo y conversando.
En el restaurante o fiesta "stress cero".
Trataremos al personal con toda corrección, no lo llamaremos ni: jefe, ni chaval, ni camarero, para que nos respeten debemos empezar por respetar al que está trabajando.
Al camarero no se lo tutea, no se lo trata como un amigo del cuartel.
Recuerden que el saber estar aconseja respeto y estilo.

Completamente de acuerdo, ni es un amigo de cuartel (clara, me ha encantado la expresión), ni hay que tratarle con desprecio, siempre con educación.

Esto me lleva más lejos ¿que os parece la moda actual de utilizar de camareros a jóvenes universitarios sin ninguna formación? Evidentemente al catering de turno les sale más barato, y aunque suelen ser jóvenes educados, cometen muchos errores, por desconocimiento y dejadez. Ya no quedan camareros de los de antes (y aunque parezca una frase retrógrada es verdad, están cotizadísimos)

Si hay camareros como los de antes pero como bien dices, Santiago, al ser profesionales cobran un sueldo "en condiciones" y muchos catering optan por estudiantes sin formación en hosteleria para ahorrar dinero. Hoy en día, encontrar un catering de calidad (en cuanto a servicio), competitvo (en cuantro a precio) y por personal cualificado es díficil ¡un tesoro a guardan como "oro en paño"!

Por lo demás, Clara no ha podido estar más acertada.

Un saludo,