Parece que tú tienes vara alta en una escuela de hostelería. Bueno, enhorabuena.
Lo que ocurre que los restaurantes, a veces, no dan abasto. Eso depende de la calidad de cada uno. Efectivamente lo elegante es servir a todos casi al mismo tiempo. Por otra parte, también lo elegante sería que los comensales, salvo que tengan problemas de tripa o cosas por el estilo, no sean pelmas y ordenen lo mismo para todos.Así todos comerán caliente y no habrá aproblemas.

Las personas que pasan por Escuelas de Hostelería, si saben cómo se sirve, porque que se les enseñan a servir correctamente una mesa, lo que pasa que es que falta organización en determinados restaurantes,cómo en cualquier otro trabajo.
Cómo en banco que jugando con tú dinero se equivocan de cuenta habiendo estudiado una carrera de cinco años y no por eso se dice comentarios fuera de tono,cómo el del anterior persona.
Cómo en todos los estudios hay profesores buenos y malos ,igual que alumnos muy buenos y algunos que no valen la pena.
Lo mejor es estudiar y pasar por escuelas para ser profesionales de tú oficio el que tú quieras,pero profesionales.

Clara, lo habitual es que lleven todos los platos a la mesa de forma correlativa, pero a todos los comensales a la vez, o casi a la vez. Personalmente pienso, que no es una falta de educación sino de organización. Y además al comensal le ponen en un compromiso por tener que esperar a los demás comensales, o verse forzado a comer solo, por insistencia de sus compañeros de mesa. Para otra vez, no vuelvas a ese restaurante.

No, no lo es. Pero así sucede generalmente. Y nada puede hacerse, porque en muy pocos restaurantes se hacen las cosas como deberían hacerse: servicio cuasi simultaneo a todos los comensales. Es lógico: se desconocen las normas, tanto por el servicio como, peor aún, por el cliente, que incluso retira su plato, se deja servir de cualquier modo y demás; se ha perdido el oficio (son poquísimos quienes pasan por una escuela de hostelería y habría que saber qué se enseña en ellas, porque, si es como en las escuelas de protocolo, mejor que no pasen) y la costumbre de ser servido. El cliente es su propio camarero y se gusta así, según parece.