Sr. Don Juan Carlos, ¿o no?. Me gustaría que me respondiera a una pregunta que ya le formule en una ocasión. ¿Que extraño resentimiento aloja usted contra quienes ostentan títulos o tratamientos por razón de su ocupación o ascendencia?. ¿Tal vez es que así taltaistas como usted tienen el mismo tratamiento que otros que sus meritos deberian tenerlo distinto?.
Un saludo

Joaquín

¿ No será todo lo contrario ?. Resentimiento lo tienen quienes no aceptan los cambios y utilizan algo tan manido como eso para tratar de descalificar cualquier reforma y a las personas que les parecen bien. A eso yo le llamo no saber perder. Pero su opinión es tan válida como la de cualquier otra persona, y no soy yo quien le ponga calificativos a usted. Aunque usted si lo haga. No creo que sea el sitio indicado.

Laura, el tratamiento de Señor Don es, seguramente, el más utilizado en todo tipo de ámbitos.

En cabeceras de carta, en invitaciones, en rótulos de ponentes, etc. De hecho, con el código de buen gobierno en activo, es el tratamiento debido para todo tipo de cargos públicos en la actualidad.

En cuanto al tratamiento de un Director de Instituto, es también Señor Don, dado que en la actualidad no se contempla tratamiento especial alguno. Si que lo hubo, en tiempo de Franco, pero actualmente no ostenta ninguno.

Sí, se sigue usando, o debiera, y desde luego es correcto, pero también depende del país y, en España, de la Comunidad.

A un director de banco, Sr. D., a no ser que posea alguna distintción con tratamiento, por concesión, nacimiento o pertenencia a. Al secretario de Inst. creo es Sr. D., y al director, Ilmo. Sr. D.

O ¡señora doñas!

Señor Don seguido de nombre y apellidos
Señora Doña igual anterior
Señor; solo con los apellidos
Señora; solo con los apellidos
este tratamiento para todos los españoles.
Breve resumen;
Majestad , Alteza, para miembros de la Familia Real.
Excelentisimo e Ilustrisimo; autoridades civilies, militares, eclesiasticas, academicas, titulos nobiliarios, grados superiores de las ordenes.
Señoria; jueces y diputados.
Señor Don ; todos.

Vosotros habláis de España.Por eso, Laura, aclara, por favor cuando intervengas, así no nos liamos.

En Argentina no se usa el Don o el Doña. Solamente se emplea en el ámbito oficial: Señor Presidente de la Nación Dr. Don....O: Señora Ministra de Cultura Licenciada Doña...Así lo establece el Decreto 333/85.

Todos no son señores, ni dones, ni doñas.

No hay formación interdisciplinar, ni cierta mínima cultura: "protocolo" a la violeta.

¿Qué norma jurídica prohibe el tratamiento al director de instituto? Si en época de Franco se les daba, y ahora no está explícitamente prohibido ese tratamiento, por costumbre se les puede seguir dando.

Recuerda, por ejemplo distinto, pero relacionado, que el C. c. suprimió aquel artículo por el cual el consorte gozaba, por cortesía, del tratamiento de su cónyuje, pero suprimir no es prohibir, y por costumbre puede seguir dándose a uno de los cónyujes el tratamiento de su consorte. Distinto es lo oportuno de ello, que estimaremos en cada ocasión.

El protocolo y demás disciplinas afines no son como la ciencia matemática, y cabe ponderar cada caso, y para ello se requiere cierta cultura humanística y sentido común; el estudiante y el profesional del protocolo, sin otra formación, nunca responderán adecuadamente, y formación no es necesariamente poseer una titulación académica de grado superior, sino cierta cultura; historia, lengua, literatura, arte, derecho, ciencia política y mil otras disciplinas.

Y para el disparatado Código del buen gobierno vale lo mismo, Juan Carlos.

Si a los viejos hubiera, por norma, que tratarlos de muchachos, supongo que lo harías también. Y a los Reyes, de camaradas.

Un canciller o un ministro son lo que son, con independencia de quién encarne el puesto, que está por encima de la persona, que se debe a él, sirviéndolo, y nunca al revés.

Y, Juan Carlos, si somos consecuentes con ese código, a la pérdida de tratamiento debiera unirse, con igual lógica (lógica formal, argumentación, silogismos, etc), la pérdida de un fuero especial, la inmunidad, etc.

Tratemos esto como una disciplina científica, con rigor e inteligencia, por encima de todo.

Amigos, este asunto no está sujeto a opiniones; al que le corresponde tratamiento se le da y al que no, no se le da. Es bien sencillo. Y al director del instituto no se le da y ya está porque no le corresponde, aunque le correspondiera hace años.

Por cierto que, el Código del Buen Gobierno, ese cúmulo de despropósitos regamentados sólo afecta -en el plano de los tratameintos- al ejecutivo porque el resto de Instituciones de la Administración del Estado que nuestro inocente presidente pensó que debían secundar este "acierto" no sólo no lo han secundado sino que en algunos casos han optado por ahondar en el tema y reglar nuevos tratamientos y disposicione sprotocolares. Por ello, mi alcalde, es excelentísimo Sr. y el presidente del Gobierno es Sr. D. Este es el resultado del Código del Buen Gobierno.

Saludos.

Veo que los cambios no gustan demasiado, sobre todo cuando no son de nuestro agrado; hasta se permiten utilizar adjetivos descalificativos, no solo para las nuevas disposiciones sino para quienes las vemos bien.

Ese es el buen talante y la buena educación. Solo respeto lo que me gusta. Educados de conveniencia. Menos mal que la sociedad evoluciona a pesar de todo y de todos, mal que le pese a unos cuantos.