Totalmente de acuerdo con Ritha. Pero le añadiría algo más. Decir que le parece horrendo o bochornoso, no me acuerdo bien, decir "que aproveche" es de cuento. Personas como estas son las que dan al protocolo y materias adyacentes (como el saber estar) la mala fama de que todos somos unos estirados engreídos. Por favor. Un poquito de por favor !!!.

Más que de protocolo, sabe, sobre todo por lo que ha mamado, bien que haya estudiado también, sobre educación social y etiqueta. Ha sabido aprovechar que era hija de quien era y le ha sacado fruto, lo que no critico. Ahora bien, en lo de "que aproveche", no le falta razón, es una vulgaridad a veces muy irritante. Y si la juzgas engreída, no es por su oficio. Soberbios los hay en todos los campos.

¡Cuánta razón tienes Ritha! Verás, to opino que "Poderoso caballero es don dinero" y, así, al son de esta rima, bailan todos los intolerantes, irrespetuosos y pedantes que no nacieron en cuna. Para mí, un hortera o paleto lo es siempre -conduzca un BMW o conduzca un Yaris- porque se nota en su persona ("Dime con quien andas y te diré quien eres"). No pretendo mostrarme esnob ni estúpida (pues no lo soy), simplemente comentarte mi forma de pensar, que no es otra que el respeto y valoración a los demás por CÖMO son y no por lo que APARENTAN ser o lo que puedan representar.

Un saludo Ritha.

Bien, Ritha, tengo el asunto muy meditado, porque siempre me ha interesado, y la causa de ese dobe rasero es el esnobismo de algunos nobles, y me explico: ellos juzgan a los demás de forma distinta que a ellos mismos, porque no reconocen iguales más allá de los de su clase, a los que -y ahí radica su esnobismo- presuponen por su nacimientos unas virtudes que no son, desde luego, innatas, como la educación: la misma Senillosa se lamentaba en una ocasión de que un periodista comentara la buena educación del príncipe de Asturias, argumentando que era una obviedad, cuando lo cierto es que, al menos hoy, ser príncipe ya no es sinónimo de ser educado, y a todos se nos ocurrirá algún que otro ejemplo de ello. Pero el pueblo es todavía más esnob, y por ello imitan, a veces de forma grotesca, a quien creen elegante, fino, etcétera, y por ello siguen al rey con sus corbatas. Por cierto, su sastre de Madrid le fue dado a conocer por Simeón de Bulgaria, y poco después la aristocracia española (políticos, financieros, etc) se vestía en el mismo sastre.