Muchas gracias.

Javier, te ha dado una respuesta estupenda. Lo que sucede es que hay cosas que no están en los libros. Se trasmiten de generación en generación. Pregunta, por ejemplo, en el Real, si tienen por escrito cuándo sale a saludar una tiple. A mí me parece que puedes muy bien decir, que de acuerdo a tradiciones que has recogido,- lo que Gonzalbve ha escrito- , es la práctica que se sigue en nuestros principales teatros de ópera y salas de conciertos.Por otra parte, como argumento de autoridad, puedes bien expresar que eso es lo que se hace en el Real, en presencia de Sus Majestades, etc. etc. No se trata de que inventes sino de dar respuestas válidas.

He ido a varios recitales de música de cámara y he organizado uno.
Los músicos entrarán al escenario a ocupar su puesto directamente a afinar y tocar, una vez que todo el público asistente esté sentado y en silencio. No es entonces el momento de dar discursos, por respeto al Arte. Si a toda costa es necesario un discurso de orden, por conmemorarse una festividad o por agasajo a alguno de los presentes, se debe decir antes de que los músicos entren al escenario y debe ser breve. Otra opción es hacerlo al final (lo he visto), pero francamente es fastidiosísimo. Recuerdo que fue un embajador, que dijo haber disfrutado mucho la ejecución y no sé qué otras obviedades. Todo el mundo estaba esperando el final de sus palabras para levantarse e irse.. Fue un error en mi opinión. Recordemos que el protagonista en un concierto de música es el ARTE, los demás deben conformarse con lugares secundarios.
Es de desear que los organizadores hayan preparado un programa de las piezas que se tocarán, de manera que cada espectador tenga una copia y pueda seguir los movimientos. Si el presupuesto no alcanza, se deberá decir durante el discurso inicial, o deberá anunciarlo el músico director antes de cada pieza.
Los aplausos deben ser moderados al final de cada pieza, evitando las acaloradas ovaciones o reservándolas para el final del acto, sólo si la ejecución fue realmente excepcional. Por lo general esto ocurre rara vez y lo advierten sólo los entendidos. No es de buen tono aplaudir frenéticamente o silvar, como tampoco mostrarse ostenciblemente insatisfecho con la ejecución (para aparentar entendimiento), aunque los pobres músicos se hayan equivocado. Es falta de caridad y una pose de listillo muy desagradable . Es algo harto frecuente y muy snob. Moderación ante todo.
Al concluír la última pieza, los músicos se ponen de pié, reciben los aplausos entrando y saliendo del escenario. Se da por concluído el acto sin mayores anuncios. Todo el mundo se levanta y se va.
Dependiendo de la ocasión del recital, si es público o privado, se puede ofrecer luego un cócktail.
Saludos
G.

Gracias Gonzalve.
Su contestación era lo que necesitava, el problema es que si me pudiera decir de donde ha sacado la información me ayudaria muchisimo, ya que esta información la necesito para hacer un trabajo.

Gracias

Estimado J Ripoll, siento no poder ayudarle con bibliografía. Lo que le he dicho lo sé por experiencia, pues soy un melómano, y en una ocasión me vi en trance de tener que organizar un recital, para lo cual imité lo que muchas veces había visto y utilicé el sentido común. Al final salió muy bien, gracias a Dios.
Un saludo.
G.