Las reverencias ante títulos, a mi parecer, solamente deben hacerse en actos oficiales que lo requieran, o si uno conserva unas tradiciones y concepciones de la nobleza muy conservadoras. Evidentemente hablo de una lijerísima inclinación, nunca una reverencia estilo siglo XVIII.
En cuanto a las reverencias entre títulos, creo que si, ante un título superior deben de hacerse; tomando las mismas consideraciones que en el caso anterior, o incluso mas.

¡Coño, Gonzalve, que anzuelo me he tragado! ¡Mi más viva felicitación! :-) Te abrazo, y recuerdos a Josemi y a Jaime :-)

Ajá, Oscar, creíste que era la respuesta de Ana?? Pues no, soy yo. jeje :D
Te escribo básicamente para celebrar el arte con que respondiste y el dominio del tema que demuestras. Y para hacerte caer por inocente.. :D
Tienes razón, la sociedad moderna desprecia los títulos nobiliarios. Si en Europa te da esa impresión, aquí en América es mucho peor, porque existe una "orgullosa ignorancia" al respecto (como tú mismo definiste esta situación en una oportunidad). La insolencia es potenciada por la ignorancia supina que existe, no ya del derecho nobiliario, sino de la Historia, lo cual sí es verdaderamente grave.
Saludos
Gonzalve

Por ciero, me reí mucho imaginando a la Tana, o a Doña Victoria Eugenia prosternadas ante la majestad de Marinita...
Tu concepto de la nobleza es muy original y tengo que reconocer que, deteniéndome a considerarlo, tiene su intríngulis, sin duda...
Abur

Mi tía es condesa y no lo sabe nadie ni nadie le hace reverencias ni lleva una vida fuera de lo normal. Trabaja, tiene el puesto que ha conseguido por sus estudios y valía y no necesita hacer uso del título. Yo pienso que eso de los tratamientos se reservan a la gente que vive en esos ambientes y que utiliza los títulos para darse a conocer.

Permíteme, Ana, pero si tú tía es condesa, no lo sabrá todo el mundo, pero algunos sí. Con saber sus apellidos, a mí, por ejemplo, me sería suficiente. Yo conozco también a otro conde que se "esconde", es decir, jamás hace uso del título, lo que no quiere decir que ciertas personas sepan que lo ostenta. Si debe o no usarlo, es asunto muy particular. Lo que es claro es que la sociedad moderna, lejos de tenerlos en alguna consideración, los desprecia, cuando no se burla, no sin ignorancia a veces, también es cierto. Que no le hagan reverencia es normal, pues no han de hacérselas, aunque no hay catetos o cursis que las hagan. Pienso ahora, por cierto, en dos grandes cursis que a menudo manosean el protocolo y materias afines: Jaime Peñafiel y, mi preferido, Josemi Rodríguez-Sieiro. Aguardo tu respuesta, Ana, que te agradezco.

Las inclinaciones, como las llamas, nunca entre títulos.

Todos los títulos tienen igual valor, ahora bien, a mi modo de ver, los títulos de nueva creación son más recientes en cuanto a la virtud premiada y, por lo tanto, los estimo en más. La primera casa nobiliaria española es Medinaceli; la segunda Alba; ambas de rancia nobleza, pero "muertas" si las comparas, por ejemplo, con el marquesado de Iria Flavia. En cambio, no hace mucho, a Martí de Riquer, brillante filólogo, le fue concedida la Grandeza de España para el título que ya ostentaba: conde de Casa Dávalos. Ejemplo de antigua nobleza "revivida". De nada.