Yo soy Mariano I y me alegro al comprobar que hay otro Mariano que piensa igual que yo. Al parecer, hemos tenido el mismo maestro de protocolo.Comparto totalmente lo que dice y le envío un saludo muy cordial.

Creo que es en parte es correcto lo que exponen anteriormente, no obstante debemos observar que no nos indican que tipo de creencia religiosa profesaba el fallecido y su familia, cuestión fundamental para precisar que tipo de ceremonia se va a realizar. De todas maneras imaginemos que hablamos de un funeral católico. Recordemos que quien manda en el templo es el sacerdote por lo que primero que nada hablaremos con él y con los familiares para determinar que tipo de ceremonia se va a realizar. Después de esto y como norma general los familiares más allegados se colocarán en las primeras filas a la derecha del altar, las autoridades que sin duda asistirán al tratarse de un personaje relevante de la vida política irán en las primeras filas del lado izquierdo mirando desde el altar. Tendremos en cuenta también si este señor tiene alguna condecoración o título, de ser así se colocaría en una mesita auxiliar debidamente cubierta y vestida en un lado adelantado del féretro. Recordemos también que ningún asistente podrá tener su asiento en el área del presbiterio, sitio reservado solo al clero y a los sacerdotes oficiantes.

Tiene razón Harold, y ha precisado muy bien. Mariano ha mencionado la catedral de la Almudena, Pitita me sonaba a Ridruejo (con todos mis respetos) y sumándolo a las prisas, he dado por hecho que se trataba de un funeral católico. Conclusión: "no hay que poner etiquetas".

Perdón, Cristina, pero discrepo contigo. Una cosa es un funeral de Estado como el que se hizo en la Almudena, después del atentado.El caso que plantea nuestra amiga es distinto. Es la familia del difunto la que debe presidirlo y ocupar, por lo tanto los sitios que, por lo general, las personas educadas suelen dejar en las iglesias para los familiares cercanos. El resto debe ubicarse donde pueda. Además, eso de reservar asientos está en contra de las normas
de la Iglesia. Nuestros Reyes, por especial privilegio, ocupan unos sitios cercanos al altar. Insisto que una cosa es una ceremonia de Estado y otra un ceremonia familiar a la que pueden asistir personas invitadas.
La situación que se plantea es idéntica a las bodas.En ellas se dejan los primeros bancos para las familias de los contrayentes, pero con sentido lógico.

Estoy de acuerdo con Mariano. Podría añadir que si la capilla permite dos ubicaciones diferenciadas, se podría dividir en dos partes: el lado derecho para los familiares, situando en la parte delantera a los más allegados y el lado izquierdo para las personalidades reservando la parte delantera para las más relevantes.

Lo ideal es poner una pequeña etiqueta en cada asiento, de lo contrario cada uno se sentaría donde quisiese, y quizá no fuera conveniente. No creo que tengas mayor problema si sabes quién es quién y los pones por orden de relevancia, primero familiar, y después política, dado que hablamos de un señor de este gremio. En cualquier caso, el centro de todo funeral siempre será la familia del fallecido.