Ser educado no quiere decir que siempre debemos estar de acuerdo con los demás. Consejos para dejar de ser complaciente con todo el mundo
La buena educación no tiene que ver con ser complaciente en todo momento con los demás. No podemos agradar o caer bien a todo el mundo por muy agradables que seamos
Dejar de complacer a los demás, ¿es de mala educación?
¿Por qué no es bueno complacer siempre a los demás?
Los buenos modales son apreciados por muchas más personas de las que creemos. Hay mucha gente que valora la cortesía y el buen comportamiento de los demás. Somos amables para convivir en armonía con las personas de nuestro alrededor. Pero, ¿es necesario agradar siempre a los demás a costa de nuestro bienestar emocional y mental? Aunque debemos evitar conflictos con las personas que nos rodean, no podemos ser condescendientes con las cosas que nos molestan o desagradan. Sin perder los buenos modales se puede discrepar y limar diferencias dialogando.
¿Qué significa complacer a los demás? ¿De qué manera afecta a nuestra vida?
Complacer a los demás es el hábito de anteponer las necesidades y deseos de los demás a los propios. Satisfacer un deseo de los demás no debe generarnos ningún tipo de angustia o desasosiego. De niños aprendemos a complacer y agradar, en primer lugar a nuestros padres. Luego, en muchos casos, seguimos haciendo esto durante toda nuestra vida porque sentimos la necesidad de ser aceptados socialmente. Pero, todo tiene un límite.
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Cuando nos negamos a complacer un deseo, a menudo nos recorre un sentimiento de culpa que no deberíamos tener. Tendemos a disculparnos excesivamente por no haber sido complacientes. Nos cuesta decir que no porque tenemos la necesidad de la constante aprobación de los demás. Incluso, complacemos a los demás porque tratamos de pertenecer a un determinado grupo o colectivo. Si no lo hacemos, tememos ser rechazados o ignorados.
Signos evidentes de que somos complacientes con la gente
1. Casi siempre estamos de acuerdo con todo el mundo y nos provoca un cierto desasosiego creer que puede molestar, no compartir ciertos puntos de vista.
2. Decir 'no' es algo impensable. No sabemos rechazar una invitación o la petición de hacer un favor, aunque sea algo que nos disguste hacer. Nos resulta casi imposible decir 'no'.
3. Las pocas veces que decimos 'no', nos sentimos culpables. Sentimos que hemos hecho algo incorrecto, aunque no lo sea.
4. Aprobación de los demás. Nos preocupa mucho lo que piensen los demás de nosotros. Por este motivo, tendemos a callarnos en muchas discusiones o conversaciones para evitar conflictos con los participantes. Nos abstenemos de posicionarnos o de tomar partido por culpa del qué dirán de nosotros.
5. Disculpas, disculpas y más disculpas. Es agotador estar pidiendo disculpas todo el tiempo. Por si he dicho algo que no gusta, por si he hecho algo inapropiado... es asumir la culpa de muchas cosas que no tienen nada que ver con nosotros.
Los peligros de complacer a los demás
Complacer a los demás puede tener una serie de consecuencias negativas para nuestro bienestar emocional y mental.
1. Aumento del estrés y la ansiedad. Complacer a los demás puede ser agotador física y emocionalmente. Cuando constantemente anteponemos las necesidades de los demás a las nuestras, es fácil sentirse estresado y ansioso.
2. Baja nuestra autoestima. Cuando tratamos de complacer a los demás, podemos perder de vista nuestras propias necesidades y deseos. Esto nos puede conducir a tener una baja autoestima. Nos llegamos a creer que no somos buenos.
3. Codependencia. Complacer a los demás en exceso nos puede llevar a la codependencia. Una relación en la que una persona necesita la aprobación y el apoyo de la otra para sentirse bien consigo misma.
4. Problemas con nuestras relaciones sociales y personales. Contentar a los demás a todas horas puede dificultar nuestra vida. Cuando no podemos ser sinceros con nosotros mismos ni con los demás, es bastante difícil construir relaciones basadas en la confianza y la sinceridad.
Cómo superar el hábito de satisfacer a los demás en todo momento: consejos
1. Aprender a decir "no". Podemos empezar a decir "no" en situaciones de bajo riesgo, como cuando te pidan que hagas algo que no quieres hacer. Por ejemplo, cuando nos invitan a un simple café, si nos encontramos con algún amigo o conocido. ¿Tomamos un café? ¿Vamos a decir si, cuando en ese momento no nos apetece? Es el momento de empezar a decir 'no'. A medida que nos sintamos más cómodos diciendo "no", nos resultará más fácil hacerlo en situaciones más importantes como invitaciones a eventos, celebraciones, etcétera, etcétera.
2. Poner límites razonables. Es importante establecer límites claros entre nosotros y los demás. Esto significa decirles a los demás lo que estamos y no estamos dispuestos a hacer.
3. Regalarnos tiempo. Tenemos que aprender a cuidarnos de nosotros mismos. Tenemos que tomarnos nuestro tiempo para hacer cosas que nos gusten. Este tiempo para nosotros mismos nos ayuda a recargar las pilas y a sentirnos mejor con nosotros mismos.
4. Ayuda profesional. Si nos resulta difícil decir 'no' podemos buscar ayuda profesional. Un buen terapeuta nos puede ayudar a identificar las raíces de nuestro comportamiento y a desarrollar estrategias para cambiarlo.
Resumiendo, ser complaciente con la gente, es importante siempre que se haga en su justa medida. Si somos 'demasiado' complacientes a lo mejor debemos tomar alguna medida para cambiar este comportamiento que nos puede llegar a hacer infelices. Aprender a decir "no", establecer límites razonables y dedicarnos tiempo, puede ser el comienzo para vivir una vida más plena, intensa y satisfactoria.
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